Por Irina Hauser / Página 12

Estaba a punto de terminar la audiencia del juicio oral por el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner cuando José Manuel Ubeira, uno de los abogados de la querella, pidió que quedara constancia de las expresiones recientes de Javier Milei (“me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”) y el peligro que implican para “la vida” de la expresidenta, “sus allegados” y “los militantes” y por lo tanto para “su seguridad”. “Excede cualquier metáfora”, alertó. “En este juicio lo que se ventila fundamentalmente es un hecho de violencia que se desencadenó como consecuencia de una serie de acciones políticas que se desarrollaron en el ámbito público y ahora el que las encabeza es el Presidente de la República”, advirtió el letrado, a quien todos escuchaban en silencio. La presidenta del Tribunal Oral Federal (TOF6), Sabrina Namer, informó que lo dejaba asentado.

Al comienzo del día se habían anunciado una serie de decisiones relevantes del tribunal: entre ellas, por mayoría, los jueces aceptaron el pedido de la fiscalía y de los representantes de CFK de ampliar la acusación con el agravante de violencia de género de modo que el caso sea tratado como una tentativa de femicidio. A una de las acusadas, Brenda Uliarte, le advirtieron que podrían expulsarla de la sala y denunciarla si vuelve a provocar algún incidente como el de la semana pasada en el que intentó golpear a Gastón Marano, defensor de Gabriel Carrizo. El abogado de ella, Alejandro Cipolla, aprovechó para pedir una nueva pericia psiquiátrica en un renovado intento para que la declaren inimputable. A la fiscala Gabriela Baigún, el TOF6 también la exhortó a que “se abstenga de actitudes provocativas”.

Violencia de género

El agravante por violencia de género había sido introducido por Baigún. Su colega que intervino en primera instancia, Carlos Rívolo, había desistido de aplicarlo al cerrar la investigación sobre los autores materiales ahora en el banquillo. La fiscala argumentó que hubo novedades en el juicio: en la declaración de Cristina Fernández de Kirchner como víctima, en los testimonios de su secretario Diego Bermúdez, el custodio Guillermo Gallo y en la indagatoria del propio Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó gatillar. Allí, dijo, surgieron elementos que respaldarían que el atentado no solo fue un hecho de violencia política sino que tuvo motivos de género. La querella acompañó. El abogado Marcos Aldazabal explicó que del relato de Sabag Montiel surge que uno de sus objetivos era “excluir a la expresidenta de la vida política del país”, concepto que surge de la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres al definir “violencia política”. Puso ejemplos del hostigamiento dirigido a ella –como los títulos e imágenes de ciertos medios– en un contexto de odio creciente, de violencia de género y vulnerabilidad.

Pese a que la defensora oficial de Sabag, Fernanda López Puleio, y el resto de los defensores habían argumentado que la ampliación de la acusación era extemporánea, que no había nada nuevo en las declaraciones, que quedaba en pie lo dicho por Rívolo y que la fiscala había perdido objetividad, dos de los integrantes del tribunal admitieron “la posibilidad de reflotar una calificación legal dejada de lado en la instancia anterior”. Namer y el juez Ignacio Fornari sostuvieron que puede haber hechos novedosos, que “la petición de ampliación de la acusación” es válida y que la fiscalía había anticipado si posición para no generar sorpresas. Aclararon que su decisión no implica adelantar una postura ya que evaluarán las pruebas con posterioridad. Adrián Grünberg votó en disidencia: para él no había cabida para el agravante. Namer anunció que esta cuestión será tema de la próxima audiencia: la fiscalía y la querella tienen que llevar su nueva definición del hecho. Este escenario implica que las defensas podrían introducir planteos sobre la producción de nuevas pruebas. Hay quienes deslizan el posible pedido de suspender para eso las audiencias, algo debatible. Los imputados podrían volver a prestar declaración indagatoria (también pueden negarse a hacerlo).

Advertencias del tribunal 

A raíz de un increíble episodio que protagonizó Uliarte al terminar la audiencia anterior, cuando se zafó de la custodia del Servicio Penitenciario Federal (SPF), se abalanzó y llegó a golpear en el brazo al abogado de Carrizo, el TOF6 le advirtió que “no admitirá nuevos disturbios o perturbaciones al orden” “bajo apercibimiento de ser expulsada de la sala de debate” y, en caso de ser necesario, denunciarla. Al SPF le encomendaron que “proceda a reforzar su atención y control en la audiencia para evitar situaciones como las ocurridas con la interna Uliarte que pudieron poner en riesgo la seguridad de los intervinientes en el debate”. Quienes presenciaron la escena suponen que la chica malinterpretó la exposición de Marano cuando se debatía la cuestión del agravante por violencia de género. El letrado argumentó que la figura de femicidio está prevista para cuando el autor es un varón y media violencia de género, con lo cual sería incorrecto utilizarla para Uliarte, e ironizó sobre si sería “un avance o un retroceso” en la “la lucha de las mujeres”. Ella le gritó: “¡Viejo de mierda, me querés hacer condenar a perpetua!”

El abogado de la joven, que era novia de Sabag Montiel y está acusada de planificar con él el atentado, aprovechó para pedir una nueva pericia psiquiátrica. Dijo que todo indica hay cuestiones de las que no tiene comprensión. Uliarte fue evaluada en varias oportunidades en las que los psiquiatras y psicólogos/as siempre la encontraron orientada y con conciencia de sus actos. Desde un comienzo Cipolla intentó que se la declare inimputable pero no tuvo éxito. Ahora insiste con que haga otra pericia el Cuerpo Médico Forense. El tribunal no tomó ninguna determinación.

A la fiscalía el TOF6 también le dedicó unas líneas en su resolución. Baigún había cuestionado que no le permitieran retrucar los argumentos de las defensas sobre el agravante de femicidio y dijo que se había sentido agraviada. Pero los jueces dijeron que no hubo “falta de respeto o agravio personal” hacia la fiscala. Al revés, la exhortaron a ella a “abstenerse de actitudes provocativas o contrarias al orden y decoro debidos”.

La frase de Milei

“Tenemos claramente en esta sala de audiencias el deber de exponer cualquier cuestión que afecte la seguridad personal” de Cristina Fernández de Kirchner, advirtió Ubeira, uno de los abogados que la representa, al TOF6. Se refería a las consecuencias que, sostiene la querella, puede traer aparejado el discurso violento, y en particular el del Presidente, contra la exmandataria. Aludía a la frase de Milei en una reciente entrevista, que luego quiso presentar como una “metáfora”: “me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”.

“Como todos sabemos nuestra mandante además de haber sido dos veces presidenta de la República y vicepresidenta de la Nación sigue siendo hoy una persona políticamente relevante”, subrayó Ubeira. “La doctora Fernández de Kirchner expresó (al dar su testimonio como víctima) cuáles fueron las actividades previas que de alguna manera se generaron y que devinieron en esto que se esta ventilando acá. Nosotros sostenemos que esa violencia no ha cesado sino que se ha generado una situación de violencia aun más grave por la persona que ha emitido esa acción, que es el actual Presidente de la República”, explicó. En torno a todo esto Ubeira puntualizó:

* “El Presidente de la República es el que está a cargo de la seguridad de todos los habitantes de la Nación, de él dependen el Ministerio de Seguridad, la Policía Federal y los organismos de custodia que tiene nuestra clienta”.

* “Una afirmación de este tipo excede cualquier metáfora”.

* “Queremos hacer saber, más allá de las acciones personales que podemos tomar, que en este juicio lo que se ventila es un hecho de violencia que se desencadenó como consecuencia de una serie de acciones políticas que se desarrollaron en el ámbito público y ahora el que las encabeza es el Presidente de la República”.

*”No es es para que los jueces decidan nada, sino para que quede constancia en el registro de este debate que la vida de mi cliente, de las personas que son sus allegados y como dijo ella, los militantes, están sujetos a la violencia que se genera del máximo responsable de la primera magistratura de este país”.

Testigos cercanos a Sabag

El primer testigo de este miércoles fue Mario Borgarelli, quien había causado ruido en un día después del atentado ya que dio una entrevista a Telefé, como amigo de Sabag Montiel, en la que dijo: “Su intención era matarla, lamentablemente no ensayó antes”.  Comentó que lo contactó una amiga, y que le hizo el favor de hablar. Ante el tribunal relativizó su cercanía a Sabag y se retractó por lo dicho con la excusa de que “estaba sin dormir, con unas cervezas encima”. Señaló que con el acusado se conocían de la adolescencia, porque iban al mismo boliche entre 2006 y 2007. Contó que se lo volvió a cruzar en 2018 cuando se mudó a Villa del Parque, donde Sabag tiene una propiedad, pero que no recordaba qué conversaron. Le advirtieron que ya había dicho más de seis “no recuerdo” y entonces dijo que se cruzaron en una parada de colectivo y Sabag Montiel “venía enojado diciendo que se iba a ir a comprar un arma a la villa, porque había gente que le debía plata”. Después siguió sin recordar. La querella le mostró una curiosa coincidencia: que recibía correos electrónicos de Nueva Centro Derecha/Hernán Carrol, dirigente que organizaba actos antikirchneristas y que le ofreció abogado a Brenda Uliarte cuando estaban por detenerla. Supone que se había afiliado o que dejó sus datos en alguna movilización. Ante preguntas, consideró que Sabag no era agresivo, pero que no estaba tan sorprendido por lo que hizo y que sí le parecía influenciable.

Otra testigo, Lorena Leiva, que conocía a Sabag Montiel solo de Facebook, dijo que él había escrito en su muro “tengo ganas de matar a CFK” el 25 de agosto de 2022, una semana antes del atentado. La mujer de 31 años relató que no solía hablar con él pero cuando vio lo que había escrito le dijo “inocentemente, ‘no vayas porque vas a perder todo’, le aconsejé de buena fe”. Según ella él le respondió que no pasaría nada.

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