La historia de nuestra radio comunitaria es una pequeña historia dentro otra historia, es la historia de uno de los sueños hechos realidad en la historia completa de nuestra vecinal. Y de hecho, como sucede con padres e hijos, son historias muy jóvenes y que se parecen bastante.
Fueron duras, intensas, felices y amargas alternativamente, largamente luchadas, densamente pobladas por amigos y colaboradores, historias que sobrevivieron a casi todo: ninguneos, desazones, riomotos (maremotos de río dulce), rayos fulminantes, desperfectos mayores y menores y a mayores y menores hdp. Nunca nos gustó lo fácil, y el destino tomó debida nota para ponernos a prueba.
(Ji, ji, ji) Sí lo soñé
Allá por noviembre de 2000, nuestros chicos de la Vecinal Chalet ya gozaban de talleres de revista, murga, teatro, deportes, danza, radio y de servicios de apoyo escolar, controles sanitarios, asistencia psicopedagógica y copa de leche. Y como nuestra sede había crecido hasta transformarse en una cómoda casa para la familia del barrio, todas las actividades se realizaban bajo nuestro techo. Pero había unos pibes que iban y venían de acá para allá con sus papeles, sus discos, sus primeras palabras, sus grabadores y sus ganas de encararle al micrófono…los pibes del Taller de Radio. Y anduvieron de una radio a otra del oeste, en espacios gentilmente cedidos que rápidamente se escurrían como el agua entre los dedos. Y otra vez al trabajo del taller, a preparase y acumular experiencia, hasta la próxima oportunidad. Cansados e ilusionados en tener un medio de comunicación que los contuviera, que fuese una herramienta poderosa de expresión para la vecinal y para barrio Chalet, esos chicos y un puñado de adultos comenzaron a soñar con una radio propia. Una FM Comunitaria hecha por los vecinos y para los vecinos. Con voces del barrio, con noticias del barrio, con mucha música que no sonaba en otras radios, con una artística inteligente y divertida, concentrada en los temas que le importan a la gente humilde y laburadora de Chalet. Luego de varios años de hacer planes, ahorrar dinero, conseguir equipamiento, pedir consejos, aprender de todo un poco y diseñar todo lo diseñable… montamos nuestro primer estudio, modesto, pequeño, pero adorado por tan soñado. Y así en el verano de 2003 empezó esta historia.
Preparen, apunten, agua
Los primeros meses fueron a puro aprendizaje y pasión. La radio de instaló en el 101.9 del dial con el lema “la FM del Oeste”. Adolescentes y adultos del barrio ocuparon los puestos de batalla: operadores de consola, productores, locutores, técnicos, periodistas… todo lo que había que aprender haciéndolo. Queríamos hacer la mejor radio que pudiesen hacer nuestros vecinos y le dimos para adelante con los primeros programas. Y cuando estábamos pensando en dar un salto de calidad y redoblar esfuerzos técnicos para salir mejor aún… el Río Salado se encargó de recordarnos que a los pobres, a los laburantes, a los que se animan a soñar con los zapatos rotos, todo nos tenía que costar el doble; el Río se encargó de recordarnos el abandono criminal y absoluto de los políticos que siempre nos usaron y nunca nos protegieron.
El 29 de abril de 2003, todo el cordón oeste de la ciudad de Santa Fe, todo Chalet y nuestra Vecinal (radio incluida) con él se taparon de agua hasta los techos. Antes sobrevivíamos en el margen de la ciudad, ahora en pleno Río Salado. En la estampida del horror, en medio de la noche y el desconcierto apenas pudimos salvar los equipos de transmisión y la compu del operador. El saldo fue terrible para todos, se ahogaron casi todas nuestras pertenencias y sólo la bronca y la fe nos mantuvieron a flote. Con el esfuerzo de los vecinos y los que trabajamos en la vecinal, todo se fue recomponiendo de a poco y en diciembre de ese mismo año, luego de montarlo todo desde el pie, volvimos a transmitir. Rearmamos el equipo de trabajo, apuntalamos todas las actividades de la vecinal, nos pusimos al servicio de la organización del barrio, del reclamo de justicia y castigo a los culpables de tanta imprevisión y dolor. Y cuando volvíamos a sentirnos cómodos, cuando habíamos armado una plantilla de programas necesarios y sentidos, un rayo… sí un rayo del cielo donde supuestamente tenemos una nube que ganarnos, nos calcinó desde la antena de transmisión hasta los pies. Y otra vez mudos, atragantados y pensando quién había encargado tanta sal en medio de tanta hipertensión arterial.
Luche y vuelve (no apto para chamuyadores)
Entre tantas máximas luminosas de la resistencia de los setentas, rescatamos una que alumbró las paredes más populares: Luche y vuelve, pero el pueblo vuelve, la gente vuelve, sin intermediarios, desafiando a un destino que se empeña en darnos laburo. Y así es que volvimos a repararlo todo, a cicatrizar la pena y a festejar el tercer bautismo de nuestra FM, creyendo como hay que creer, que los amores deben ser cabezones, apasionados y para siempre. Y en setiembre de 2004 pusimos la vecinal de gala para recibir a vecinos, colaboradores, periodistas amigos, dirigentes populares y a todos los que quisieran venir a festejar con nosotros el nuevo nacimiento de un proyecto que quiere ser grande, importante para la zona oeste y que se nutre de su gente. Y sí, porque nada viene liso amigos, ese día llovió como para reflotar el Arca de Noé, otra vez sopa, no tanta, pero salada sin dudas. Festejamos igual, la inauguramos a fin de año con una radio abierta y nuestros vecinos en la casa del barrio, y que se joda la malaria.
Hoy tenemos en pleno funcionamiento talleres de deportes, teatro y títeres, murga, computación, radio y revista, servicios de copa de leche y cena, de asistencia sanitaria y psicológica en nuestro Centro de Salud (perteneciente al Área Programática del Hospital Cullen).
Y plenamente integrada a esta realidad, la FM 101.9, en la que resuenan las palabras de los chicos, los adolescentes y los adultos de nuestra zona. Que se da el lujo de “poner todo”, de opinar libremente, de articular con ONGs y grupos de vecinos que militan socialmente en nuestra zona, de dar espacios generosamente a las buenas ideas y luchar por lo que cree justo sin calcular réditos mezquinos y mentirosos.
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