Así se expresaba José Milessi, cura de la Parroquia Nuestra Señora de las Américas, quien junto a José Luis Zalazar, referente del movimiento “Los Sin Techo”.

Un estudio del Observatorio de Deuda Social de la UCA, arrojó un dato muy preocupante: 3 de cada 10 chicos en Argentina, entre 0 y 17 años, tienen dificultades para acceder a una alimentación adecuada. Y Santa Fe, no es la excepción a esta angustiante situación.

La pobreza y las dificultades de alimentación de muchos chicos de la ciudad es conocida en profundidad por dos personas que trabajan a diario en los barrios: el “Colo”, José Luis Zalazar, histórico referente del “Movimiento los Sin Techo”, y José Milessi, cura de la Parroquia Nuestra Señora de las Américas de Las Lomas, que nuclea a fieles de seis barrios.

“Los datos que maneja la UCA, sin dudas son serios. Nosotros lo que vemos en Santa Fe en el último tiempo, después de tantos años de trabajo (más de 30) en los barrios pobres es que la pobreza estructural va creciendo, no se detiene. En la ciudad, en la marginalidad, nacen unos .3000 chicos por año. Ahí tenemos unos 400 ranchos anuales que se instalan en la ciudad. O sea, el que gobierna tiene que saber que cuando se levanta, todos los días, hay un rancho nuevo”, comenzó diciendo Zalazar.

 Una familia tipo, con dos chicos y dos adultos, hoy para poder alimentarse necesita unos 11.500 pesos. Sin contar el calzado, la vestimenta, transporte, escuela. Sólo alimentarse para que las 1880 calorías diarias necesarias le lleguen a los chicos, y las 2770 calorías, a los adultos.

“Entre los mayores, nivelando para arriba, con las dos asignaciones familiares, llegan a 7000 mil pesos, casi virtuales. Eso es lo que creó la pobreza perpetua, la sensación de escasez. La familia que se levanta y no sabe si sus hijos van a comer hoy. ¿Dónde? En el comedor parroquial, en Los Sin techo, en el comedor municipal, Cáritas. Esa sensación de escasez es lo que llamamos indigencia, y fue lo que aumentó. Y esto, siendo conservador, porque actualmente para el Indec, una familia tipo tiene entre 6 y 7 personas”, describió Zalazar, quien agregó que lo primero a resolver es la alimentación. No se puede pensar en el hábitat, en educación ni en salud, si no están alimentados. Es básico”.

Según los relevamientos que llevan a cabo a diario Los sin Techo, los problemas de indigencia se solucionarían con 16 millones de pesos mensuales para el Gran Santa Fe. Porque de esa manera se llegaría a cada una de las personas que viven en los 2200 ranchos, con las calorías necesarias.

Triste escalada

En los últimos años creció la marginalidad y la pobreza. “Es un dato que lamentablemente tenemos que constatar a diario. Por la situación económica, empeoró el tema de la alimentación. La gente se acerca más, tanto a los comedores que puede ofrecer el movimiento, como a algunos que hay en capillas o distintas copas de leche”, fue uno de los primeros aportes de Milessi.

“La pobreza a veces puede tener un tinte sensacionalista. Porque se piensa en que si baja cuatro por ciento, si sube cinco, si baja tres. Cuando en realidad es un drama que arrastra nuestro país desde hace mucho tiempo”, aseguró el cura.

Las dificultades son las que se repiten desde hace mucho tiempo: cuestiones de aprendizaje, malformaciones, gente desnutrida. Un deterioro general desde el punto de vista físico. Todo esto es consecuencia de la falta de alimentación básica. Hay pocos recursos en cuanto a lo que es la leche materna o sus sustitutos en los dispensarios. “Por este motivo, cada vez es más común entonces que la gente se acerque a las parroquias o a los comedores a pedir leche, porque no la encuentra. Y en los supermercados tal vez escasea o tiene un precio muy elevado para la realidad económica de sectores marginales”, dijo Milessi.

En las zonas periféricas no sólo prima una situación de pobreza o de dificultad económica, también se los asocia a una cultura del ‘no trabajo’, una forma a veces más corrupta de vida. La falta de instituciones, estructura, legalidad y de normas que permitan contener a las personas, son claves en esa realidad. “Todo eso lleva a que muchas veces la gente viva en un sector de la sociedad que tal vez se acostumbró, por cierta cultura política o forma social, a que le concedan todo y nunca poder trabajar. El tema de la pobreza es esencial, pero también el trabajo. Hoy vemos a la sociedad desesperanzada, sin perspectiva de algo mejor para el día de mañana. Sin importar quien gane o pierda en las elecciones”, definió el párroco.

Marginalidad

“Hay que cambiar la cultura de marginalidad, pobreza, violencia y delincuencia que tienen los barrios. Como aporte está bien darle la titularidad de su tierra a la gente, por ejemplo, pero después hay que crearles un ámbito donde puedan crecer mejor y donde puedan tener una mirada un poco más alta de lo que le da hoy la sociedad. Hay un sector de los santafesinos que está postrado socialmente, porque sólo tiene como meta sobrevivir cada día”, agregó Milessi, quien concluyó de manera tajante, “la droga destroza a todos los barrios”.

Sobre el final, Zalazar también comentó: “La gente que vive en la marginalidad no está capacitada para entrar al mundo del trabajo. Hoy al mundo lo domina el conocimiento, y en función de ello me pregunto, ¿cuántos chicos terminan la secundaria? Particularmente, sueño con que 10 pobres vayan a la universidad”.

“Sino se resuelve el hábitat, es muy difícil solucionar las cuestiones de inseguridad”, coincidieron los invitados. Los avances en relación a ese tema no fueron pocos. “De Villa Oculta hasta San Pantaleón con el intendente de Santa Fe y el gobierno provincial erradicamos todos los ranchos en el reservorio. Tienen su tierra, como Barranquitas Sur y Oeste, ahora estamos trabajando en Santo Domingo. Pero para erradicar totalmente la marginalidad necesitamos hacer unas 500 casas por año. Y estamos en 120 anuales como máximo”, finalizó, con datos, Zalazar.

Fuente: El Litoral

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