La Cooperativa Sancor anunció el cierre definitivo de una fábrica de quesos ubicada en San Guillermo, Santa Fe, que había sido reactivada a mediados de 2023 luego de tres años de parate.
El establecimiento que empleaba a 26 trabajadores había sido puesto en marcha a través de un acuerdo con un socio y, según argumenta la empresa, debió cerrar tras repetidos bloqueos sindicales que interrumpieron la producción y privaron a la unidad de negocios de ingresos esenciales para continuar operando.
La planta de San Guillermo, adquirida por SanCor en 1956, ha tenido una historia de diversificación productiva, incluyendo la producción de manteca, dulce de leche y caramelos de dulce de leche. Entre 1995 y 1998, formó parte de un plan de reconversión industrial de 200 millones de dólares. La reciente reactivación, en colaboración con Aristeo SA, había generado expectativas de crecimiento tanto en volumen como en personal, procesando entre 60.000 y 70.000 litros diarios.
Sin embargo, el conflicto con Atilra, iniciado el 14 de octubre pasado, llevó a la cooperativa a una situación crítica. Las asambleas de seis horas organizadas por el gremio en las diferentes dependencias de SanCor han resultado en la retención de tareas y en la discusión sobre la situación de la cooperativa. Este conflicto se originó inicialmente como una protesta por la demora en la creación de un fideicomiso de salvataje, pero posteriormente se amplió a una demanda por salarios. A pesar de tres reuniones en el Ministerio de Trabajo de la Nación, no se ha logrado ningún acuerdo.
El impacto del conflicto ha sido significativo: el 19 de octubre, SanCor se vio obligada a desechar más de 100.000 litros de leche almacenados que no pudieron procesarse en la planta de San Guillermo. Además, se ha alertado sobre una creciente falta de provisión de productos al mercado, incluyendo quesos untables, crema, manteca y algunos quesos. La situación también podría afectar el suministro de fórmulas infantiles, un segmento en el que SanCor es líder a través de la marca SanCor Bebé, actualmente propiedad de Roemmers.
El malestar dentro de la cooperativa ha ido en aumento, con muchos empleados expresando su deseo de volver al trabajo y preocupados por la seguridad de sus empleos, según afirma la dirección de la empresa. Las “presiones indebidas” y la incertidumbre sobre el futuro laboral han exacerbado la tensión entre los trabajadores y el gremio, argumentan desde la Cooperativa.
“Sancor viene enfrentando una situación muy particular y difícil. Desde hace más de 40 días, una medida gremial está paralizando la actividad productiva y comercial. La excusa esgrimida por el sindicato es la regularización de cuestiones salariales cuando, en realidad, es la no concreción del proyecto del Fideicomiso de Administración que el gremio impulsaba de la mano de empresarios, que no tenía ni la capacidad económica, ni de gestión, para un negocio de esta importancia, y en el cual el gremio aspiraba a participar en su dirección”, aseguró un comunicado de la empresa.
¿En qué consisten las protestas?
Según fuentes de la empresa, desde el 18 de diciembre el gremio sostiene una medida de fuerza que rompe con la posibilidad de producir normalmente. Sin interrupción, cada día, la representación sindical conduce asambleas de 4 horas de duración. Una por turno, en los tres turnos de 8 horas en los que trabaja la empresa láctea. Esto, lógicamente, reduce la actividad a la mitad y hace imposible mantener procesos automatizados continuos (algunos procesos son interrumpibles, otros necesitan el funcionamiento de corrido de maquinaria que debe contar con materia prima y supervisión en forma constante).
De hecho, semanas atrás la medida de fuerza se intensificó: las asambleas fueron extendidas a 6 horas por turno, reduciendo al mínimo el tiempo de producción. No todas las plantas se plegaron a la medida, aclaran desde la Cooperativa, ya que algunas se mantienen con asambleas de cuatro horas.
En un giro reciente, Atilra anunció que acudirá a la Justicia para denunciar penalmente a SanCor por supuesta evasión fiscal y por las presuntas deudas laborales pendientes con los trabajadores. Por su parte, SanCor ha negado estas acusaciones, afirmando que nadie se retira ni deja de cumplir sus funciones.
En medio de esta crisis, Sancor busca explorar alternativas con otros interesados en participar en la operatoria industrial y comercial. Esto ocurre después de que el plazo para la constitución del fideicomiso de salvataje, impulsado por un grupo de empresarios de diversos rubros, caducara sin mayores avances. El fideicomiso, que buscaba aportar 60 millones de dólares para el salvataje de la firma, no se concretó debido a la falta de condiciones mínimas para su constitución y al tiempo transcurrido.
El cierre de la planta de San Guillermo y el conflicto laboral subyacente reflejan no solo las dificultades económicas y de gestión que enfrenta SanCor, sino también las complejas dinámicas entre la cooperativa, sus trabajadores y el sindicato.
Con info de Infobae
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