12 Atajos en una Hora dialogó con Diana Maffía Doctora en filosofía. Docente de grado y posgrado en UBA y Universidades nacionales e internacionales. Investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género. Quien desnudó de manera integral el flagelo cotidiano de muchas mujeres agravado en cuarentena. También dijo que estamos muy lejos de erradicar los hábitos culturales de misoginia y machismo tanto por acciones u omisiones. El análisis de esta sentencia está incluida en el libro El futuro después del Covid-19.

Cuando el lugar más riesgoso para una mujer es su propia casa

“Se constata efectivamente que dadas las condiciones en las que podemos describir a la violencia de género en nuestro país y en general en el mundo  el lugar de más riesgo es su propia casa ese es el lugar donde se las mata en más del 60% de los casos de femicidio. Quiere decir que decirle a un varón que para cuidarse del Covid-19 y para protegerse del peligro de una pandemia se quede en su casa es decirle que salga de un lugar inseguro que es la calle para ir a un lugar seguro que es su hogar, pero decirle a una mujer que se quede encerrada en su casa es decirle que se vaya de un lugar inseguro que es la calle que puede contagiarse a un lugar mucho más inseguro que es su hogar que es donde más de un tercio de los casos en nuestro país sufren violencia de género, sufren violencia en la pareja, doméstica”.

“Decirle a ese tercio de mujeres que se queden en una situación de extremo riesgo y además encerradas sin poder pedir ayuda sin las posibilidades que ofrece la vida cotidiana cuando tenemos redes de mujeres trabajando, cuando hay funcionarios y funcionarias que se están ocupando de prevenir y atender los casos de violencia, es mucho más difícil atender la violencia cuando tenemos a la víctima con su victimario al lado escuchando, sabiendo que la puede controlar. De modo que la situación es peor para las mujeres en esta situación de aislamiento obligatorio pero el signo de pregunta en el título (¿la otra pandemia?) lo que hace es hacer una crítica a la consideración que la propia violencia de género es una pandemia”.

“Porque una pandemia es un problema sanitario, es un problema de salud, es algo externo que viene a generarnos una crisis. En el caso de la violencia es algo estructural que está en la cultura, en la sociedad, no es algo externo o que tenga que ver solamente con una cuestión de salud podemos abordarla en un sentido sanitario porque podemos decir que hay una epidemia de violencia por la enorme cantidad de mujeres a las cuales afecta y porque en todas partes del mundo ocurre esta violencia de género. Es algo que el Estado debe intervenir porque es la propia estructura de relaciones políticas de las relaciones de poder que hace que las mujeres estén en situaciones de debilidad y de dificultades para afrontar esta violencia”.

Cuando el Estado no toma en serio al Ministerio de Mujeres Géreno y Diversidad

El Estado no está tomando en serio esta vulnerabilidad de las mujeres y de hecho  una de las cosas que veo con tristeza es que aunque se ha legitimado un nivel ministerial para las cuestiones de género en relación a otras modalidades de participación de las mujeres en el Estado por primera vez tenemos un Ministerio de Mujeres Género y Diversidades sin embargo la representante de este Ministerio no está presente en el Gabinete de Crisis cuando si está presente el Ministro de Salud y el Ministro de Economía, esto quiere decir que no hay un sentido de lo que significa la transversalidad del género, el hecho de que cualquier política de salud, económica, laboral, debe estar pensado desde una perspectiva de género, ese Ministerio debería estar sistemáticamente presente y no lo vemos”.

“No podemos hablar de pandemia que es algo interno, estructural y político en que el Estado es responsable no es  la violencia de género algo meramente interpersonal, habrá una víctima y un victimario que es una persona pero hay toda una estructura social que soporta y sostiene esa violencia e incluso la naturaliza por lo tanto la deja impune”.

¿Se expresa esta violencia en las redes sociales?

Efectivamente, si la manera de salir socialmente no pudiendo hacerlo físicamente sino a través de las redes y la participación en distintos modos de comunicación a través de las redes sociales lo que vamos a encontrar allí si efectivamente son formas de  violencias gravísimas. Tenemos que decir que estas violencias en redes sociales han sido consideradas formas de violencia incluidas en la ley de violencia votada en el 2009 pero se fue ampliando como violencia informática y también la violencia política ha sido discutida como forma de violencia. Es decir que el concepto de violencia que de por si es muy complejo porque la ley distingue varias formas de violencia la económica, la obstétrica, la psicológica, la violencia en los medios de comunicación, la violencia simbólica , no es solamente la violencia física que es la que se ve y las otras son difíciles de ver no solamente que sean difíciles de ver para las autoridades a veces para las propias víctimas que ciertas situaciones cotidianas a las que están acostumbradas dentro de sus ámbitos sociales naturalizadas son formas de violencia”.

Se deberá aprender a decodificar la violencia

Tenemos que aprender a ver y a decodificar la violencia, así como tenemos que aprender a ver los privilegios masculinos que están como contraparte de las situaciones de vulnerabilidad femenina, entonces las mujeres tienen menos oportunidades laborales, ganan menos, están más informalizadas , tienen el 80% de las tareas domésticas a su cargo y de cuidado, la salud y la educación está feminizada, las tareas domésticas y de cuidado están feminizadas  con lo cual en este momento de la pandemia carga sobre las espaldas de las mujeres no por cuestiones de tipo económico sino por cuestiones culturales, se debería repensar las políticas alrededor de las necesidades de cuidado y es una propuesta que el feminismo viene haciendo desde ya hace muchos años, repensar las políticas de cuidado, repensar una economía del cuidado, y que la sociedad gire no alrededor de la competencia y la de la marginación de sectores enteros de la sociedad sino alrededor de sentidos de cuidado , de protección, de responsabilidad, donde el Estado asume un papel activo porque igualarlos laboralmente requiere activamente al Estado”.

“Igualarnos en las tareas domésticas requiere también que las legislaturas amplíen las licencias para los varones, ahora el presidente envió al Congreso la adhesión a un convenio de la OIT que tiene que ver con violencia de género en las relaciones laborales y es muy importante que Argentina firme ese convenio. Estamos marchando formalmente en términos de derechos humanos y en términos de lenguaje político hacia la igualdad pero en la vida cotidiana, en los hábitos, en la cultura  e incluso en las conductas que no es lo que se dice sino lo que se hace en la política vemos que hay sesgos de género muy fuertes”.

Cuando las palabras son lindas pero las acciones no son conducentes

La paridad que se votó en el 2018 para poner en las elecciones del 2019 en juego condiciones igualitarias para varones y mujeres choca contra la misoginia de los partidos políticos que ponen sistemáticamente varones como primeros en las listas para ampliar las oportunidades de los varones y el resultado que da es que no se llega ni al 40% de lugares electivos a pesar de que hay paridad, esto es lo que sistemáticamente pasa, las palabras van por un lado y las acciones misóginas, machistas van por otro y es muy difícil desarticular esas relaciones abusivas de poder”.

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