Por la crisis de la producción, que no cubre los costos, en Villa Del Rosario, Entre Ríos, se perdieron “montañas” de la fruta.
“Duele ver cómo hoy se está desperdiciando tanta fruta”, se lamentó Marcos Dal Mazo, de la Asociación de Citricultores de Villa del Rosario, en el norte entrerriano. La imagen de un camión que descargó al menos 8000 kilos de mandarinas en el basural de esta localidad, donde ya se acumulan montañas de esta fruta, refleja la difícil realidad de los productores citrícolas de la región. Con precios entre $40 y $50 pesos por kilo, no logran cubrir los costos de producción. Además, la industria local se encuentra colapsada y no puede absorber más producción, que tampoco puede exportarse debido a la falta de competitividad. En este escenario desolador, miles de frutas terminan pudriéndose en el suelo.
“Es difícil ver las imágenes de cómo están empezando a tirar la fruta. Esto se debe, principalmente, a que en los mercados no hay ventas, los precios que reciben los productores son muy bajos y los costos de producción muy elevados”
Dal Mazo alertó sobre la cruda realidad que se vive en “El Pueblo de Las Mandarinas”. Esta zona alcanza el mayor porcentaje de producción por kilo en la provincia de Entre Ríos y uno de los más altos del país, con aproximadamente 150 millones de kilos producidos por unos 400 productores en unas 5000 hectáreas. Sin embargo, este año se prevé un significativo desperdicio de parte de esta producción. “Es difícil ver las imágenes de cómo están empezando a tirar la fruta. Esto se debe, principalmente, a que en los mercados no hay ventas, los precios que reciben los productores son muy bajos y los costos de producción muy elevados”, contó.

Explicó que la citricultura se realiza completamente de forma manual, lo que significa que necesita mucha mano de obra y esto hace que los costos sean altos. Además, los costos de transporte también son elevados. “Todo esto hace que el producto final que llega al mercado tenga un valor que es la mitad de lo necesario para cubrir los costos”, señaló.
Por otro lado, agregó que este año la situación se agravó porque hubo un aumento en la producción debido a mejores rendimientos. Después de años de sequía, las plantas estaban estresadas y producían menos, pero desde octubre comenzó a llover, estimulando una mayor floración y producción de frutos. “Mientras los mercados se siguen achicando, cada vez hay más fruta. Entonces tenemos mucho menos demanda y más oferta”, remarcó.
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