En la semana, puso en pausa a los aranceles generalizados, salvo con China, que llevó la tasa de niveles demenciales. Pero el viernes eximió a aparatos que fabrican las grandes firmas del rubro como Apple. Juego diplomático con Ucrania e Irán. Panamá en la mira.

Luego del tiroteo arancelario que Donald Trump mantuvo desde el principio de la semana contra China y que terminó en los papeles con tasas de 145% para los productos chinos que ingresen a EE UU y 125% los que viajen en el camino opuesto, este viernes el presidente estadounidense volvió a mostrar un recule estratégico y eximió de impuestos aduaneros a los smartphones, computadoras y otros dispositivos electrónicos, para beneplácito de Apple y Samsung, entre otros gigantes del rubro.

Ya un par de días antes, mientras doblaba la apuesta contra Beijing, avisaba que suspendía por un mes y medio el arancel global para el resto de los países. “La gente se puso nerviosa y asustada”, se justificó, asegurando que ese paso atrás había sido una muestra de su flexibilidad, aunque los mercados de todo el mundo estaban en picada y la amenaza de que los grandes tenedores –Japón, China y Gran Bretaña– salieran a vender bonos del Tesoro atemorizó en esa tan sensible víscera de Washington. El empresario inmobiliario también dijo que líderes de todos los países del mundo lo habían llamado para ofrecerle negociaciones. “Me llaman para besarme el culo”, se pavoneó. Se ve que los chinos no llamaron.

La administración Trump viene dado mazazos de manera simultánea en todos los frentes. Un intento de mostrar músculo probablemente infructuoso que en general está creando más irritación que beneficios y salvo China, por ahora nadie quiere elevar el nivel de la respuesta, aunque hay gestos. Sin ir más lejos, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, inició una gira por Vietnam y luego recaló en la capital china, donde mantuvo una bilateral con Xi Jinping. «España siempre trabajará para favorecer unas relaciones sólidas y equilibradas entre China y la UE. Una Europa fuerte contribuye también a la estabilidad y a la prosperidad mundial», dijo el español. «No hay ganador en una guerra arancelaria. Ir contra el mundo sólo acabará en el autoaislamiento», replicó Xi.

Otra consecuencia de las medidas proteccionistas de Estados Unidos se vio ayer en el Reino Unido, donde por primera vez desde la Guerra de Malvinas se reunió la cámara de los Comunes durante el receso de Semana Santa y en un día sábado. Fue para tratar la nacionalización de la acería British Steel, la última con altos hornos que le queda a Inglaterra, y que amenaza con cerrar sus puertas dejando en la calle a unos 2500 trabajadores. Un baldón para el gobierno que el laborista Keir Starmer busca impedir a como dé lugar. La planta fue adquirida en 2020 por la empresa china Jingye, que ahora alega que ya no es rentable y jura que pierde unos 700.000 libras al día. Culpa de esta situación a la guerra de aranceles, por supuesto.

La Casa Blanca, mientras tanto, golpeó en otro de sus proyectos de reconfiguración geopolítica y alardeó de que había enviado “muchos soldados a Panamá”. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, visitó el apetecido Canal y se sumó al discurso oficial al decir que el país asiático es una “amenaza permanente” para ese estratégico cruce marítimo y que, por lo tanto, “Estados Unidos no permitirá que China comunista o cualquier otro país ponga en peligro su funcionamiento o su integridad”.

Trump, a todo esto, dio una orden para enviar tropas del Ejército a tomar jurisdicción sobre las tierras federales a lo largo de la frontera con México con el propósito de “repeler invasiones”. Se trata de una franja de 60 pies (algo más de 18 metros) o “la distancia desde la base al montículo del pitcher”, según Adam Isacson, director de Supervisión de Defensa para América Latina de Washington. Esa franja, que se conoce como Reserva Roosevelt, fue establecida en 1907 por Theodore, a la sazón el tío abuelo de Franklin Delano.

En un aspecto más diplomático, Steve Witkoff, el representante especial de Trump para Medio Oriente, se reunió con Vladimir Putin en San Petersburgo para tratar detalles de la intrincada negociación con Ucrania, según informó el gobierno ruso, aunque no se descarta que también hayan hablado de Gaza y de Irán. Es que Teherán y Moscú firmaron hace algunas semanas un amplio acuerdo y el país persa también tiene sólidas relaciones con China –los tres son miembros de BRICS– y de hecho Witkoff, también empresario inmobiliario como su jefe político, viajó luego a Oman, donde se reuniría con el canciller iraní para hablar de un acuerdo nuclear.

De la bilateral Putin-Witkoff no se dijo mucho. Apenas los protocolares mensajes de que había sido una charla muy productiva. Este viernes Trump volvió a vociferar contra Moscú y dijo que Rusia “tiene que ponerse en marcha” para llegar a un acuerdo de paz. Mientras tanto, en Bruselas, en una reunión de ministros de Defensa del llamado Grupo de Contacto para Ucrania que incluyó por videoconferencia a Volodimir Zelenski, se reclamó “ayuda militar urgente para los combatientes ucranianos”.

El encuentro de Witkoff y el canciller Abbas Araghchi fue el primero entre el gobierno estadounidense y Teherán en la segunda presidencia de Trump y se trató de un “round de estudio”. La Casa Blanca se fijó como línea roja que Irán no tenga armamento nuclear, aunque en 2018 el mismo Trump se encargó de romper con el acuerdo que había firmado Barack Obama y las otras cuatro naciones nucleares del Consejo de Seguridad permanente + Alemania con el entonces presidente Hasán Rohaní. Para Irán es esencial que levanten las sanciones pero ante la caída del convenio aceptado hace una década, prosiguieron con su plan de enriquecimiento de uranio. Se supone que no tienen una bomba atómica, pero les falta poco, según los analistas.

De esta sesión inaugural, de la que en un momento participó además el ministro de Exteriores de Omán, Badr bin Hamad Al Busaidi, no hubo mucho que mostrar ni se supone que lo habría. La información oficial es que quedaron en mantener otra ronda dentro de una semana”.

 

Efectivos israelíes contra Netanyahu

“Nos identificamos con la afirmación de que, en este momento, la guerra sirve principalmente a intereses políticos y personales, y no a intereses de seguridad”, dice una carta que difundió sin cortes un canal de televisión de Jerusalén y que firman graduados, reservistas y exreservistas de la Unidad de Inteligencia 8200, un cuerpo de elite de las Fuerzas de Defensa de Israel que se compara con la NSA de EE UU. “La continuación de la guerra no contribuye a ninguno de sus objetivos declarados y provocará la muerte de rehenes, soldados de las FDI y personas inocentes”, agrega el texto, que crispó sobremanera al primer ministro Benjamín Netanyahu.

Desde su enfrentamiento con el jefe del Shin Bet, el servicio de inteligencia interior, Netanyahu se enfrenta al aparato de vigilancia y surgen testimonios de que la destrucción que está llevando a cabo el gobierno no tiene consenso. El jueves, un millar de pilotos de la Fuerza Aérea exigieron el regreso de los rehenes. “Sólo un acuerdo puede devolver sanos y salvos a los secuestrados, mientras que la presión militar conduce principalmente al asesinato de los secuestrados y a la puesta en peligro de los soldados”, dicen.

Netanyahu rompió el cese el fuego firmado con Hamas el 18 de marzo y desde entonces fueron asesinados cerca de 1500 gazatíes, según el Ministerio de Salud de Gaza. El ministro de Defensa, Israel Katz dijo este martes que anexarán territorios de Gaza para tenerlos como “zona de seguridad”. El Ejército, por su parte, dijo que concluyó el llamado “Corredor Morag”, una lonja de tierra que cruza Gaza de este a oeste y que completa “el cerco de Rafah”, dice el comunicado oficial.

Fuente: Tiempo Argentino

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