La demócrata y el republicano se juegan sus últimas fichas de cara al súper martes definitorio, en un clima de tensión por la paridad que arrojan las encuestas.
Hoy es el Día D, cuando cierren este martes los colegios electorales y culmine el proceso de votación que definirá quién ocupará la Casa Blanca los próximos cuatro años, Kamala Harris y Donald Trump se juegan sus últimas fichas mientras las encuestas auguran un empate técnico y un final abierto.
La candidata demócrata se refirió domingo desde el estado de Michigan a la postura que tendría su eventual gobierno frente al genocidio en Gaza: «Haré todo en mi poder para acabar con la guerra en Gaza. Para llevar a casa a los rehenes, acabar con el sufrimiento en Gaza, asegurar que Israel esté segura que el pueblo palestino pueda realizar su derecho a la dignidad, la libertad, la seguridad y la autodeterminación».
La actual vicepresidenta abrió el acto de campaña, que tuvo lugar en East Lansing en el estado de Michigan, hablando sobre el conflicto en Oriente Próximo, una cuestión que ha suscitado críticas entre muchos de sus votantes por el férreo apoyo de la Administración Biden a Israel en su ofensiva letal contra la población palestina.
Estados Unidos. Kamala Harris durante un acto en Michigan: La muerte y destrucción es devastadora en Gaza y Líbano
Harris buscó interpelar a la comunidad árabe y musulmana «que tiene raíces profundas y orgullosas aquí en Michigan». «Quiero decir que este año ha sido difícil, debido a la escalada de muertes y la destrucción en Gaza, y debido a las bajas civiles y el desplazamiento en Líbano. Es devastador», declaró, al tiempo que prometió que hará «todo para que la comunidad árabe-americana siga viva».
La demócrata aseguró además que seguirá «trabajando en una resolución diplomática» para proteger a los civiles a ambos lados de la frontera entre Israel y Líbano y «proporcionar una estabilidad duradera».
Trump y el fantasma del fraude
Por su parte, Trump volvió a agitar el fantasma del posible fraude, mientras calificó al Partido Demócrata como «una máquina corrupta» y a sus miembros como «unos tramposos».
“Tenemos un grupo de tramposos que lo único que hacen es pensar en cómo pueden hacer trampa. Compito contra una máquina corrupta llamada Partido Demócrata”, expresó el candidato republicano durante un mitin en Lititiz, en Pensilvania, uno de los estados considerados «claves» para dirimir los comicios del martes.
“No debería haberme ido [de la Casa Blanca en enero de 2021]”. Estas han sido las palabras de Trump en uno de los últimos mítines de campaña. Trump lleva desde 2020 sin reconocer los resultados y sigue alimentando la conspiración del fraude electoral. pic.twitter.com/QclcyyNDve
— Álvaro García Hernández (@alvarogarhdez) November 3, 2024
Al igual que en 2020, cuando compitió con el actual presidente Joe Biden, el expresidente sostuvo que los demócratas «están peleando muy duro para robarse esta maldita cosa».
“Son corruptos; dirán que quieren 12 días para saber quién ganó. Deberían meterlos presos. Sus encuestas también son corruptas», sentenció el magnate.
Final abierto
Las últimas encuestas arrojan una suerte de empate técnico a nivel nacional pero con cierta ventaja para Trump en los estados en disputa.
La media nacional de encuestas de RealClearPolitics le dio un 48,4% al candidato republicano frente a un 48,1% de su rival demócrata. En los estados en disputa, Trump mantiene su ventaja en Arizona, Nevada, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia, mientras que Harris ganaría en Wisconsin y Michigan aunque solo Arizona y Georgia parecen claramente inclinados a Trump.
Esta media de encuestas cubre hasta este pasado sábado, 2 de noviembre, con un margen de error medio de +/- 3 puntos porcentuales.
Por otro lado, encuestas particulares, como la publicada este domingo por el ‘The New York Times’/Siena, ponen a Harris ligeramente por delante de Trump en Nevada, Carolina del Norte y Wisconsin, pero mantienen la ventaja en Arizona del candidato republicano. Pensilvania, añade el sondeo, está por decidir.
Este sondeo, que también cubre hasta el 2 de noviembre, declara un margen de error de +/- 1,3 puntos porcentuales en cada estado.
El particular sistema electoral
Las y los ciudadanos estadounidenses están llamados este martes a las urnas para determinar el futuro político del país.
Aunque el proceso como tal lleva semanas en marcha habida cuenta de que los ciudadanos ya pudieron votar por correo e incluso de manera presencial, este martes será el gran día. Cuando cierren los colegios electorales –la mayoría lo harán entre la 1.00 y las 6.00 horas de la España peninsular–, comenzará un goteo de proyecciones y resultados a partir del cual conocer al futuro inquilino de la Casa Blanca.
Técnicamente, los ciudadanos no eligen de manera directa al presidente, sino a los integrantes del Colegio Electoral, en virtud de un particular sistema que establece que la candidatura vencedora en cada estado se lleva todos los representantes en juego en dicho territorio; a excepción de Maine y Nebraska, donde el reparto es proporcional.
No existe un gran organismo federal en el que seguir la noche electoral, por lo que el goteo de proyecciones de los grandes medios irá tiñendo el mapa de azul o rojo en función de cada estado. La media general de encuestas da una clara ventaja a Harris en voto popular, pero la exsecretaria de Estado Hillary Clinton experimentó hace ocho años que no basta con obtener más sufragios que su rival sino imponerse en zonas claves, los conocidos como ‘swing states’ (estados pendulares).
El contador de cada candidato irá subiendo a lo largo de la noche y una vez que uno de ellos alcance los 270 electores, más de la mitad de los integrantes del Colegio Electoral, se le proclamará ‘de facto’ vencedor. La tradición marca entonces una sucesión de discursos de victoria y derrota, si bien Trump hace cuatro años se negó a reconocer públicamente el triunfo del actual presidente, Joe Biden.
La Casa Blanca no es lo único que está en juego, ya que la Cámara de Representantes, controlada actualmente por los republicanos, se renovará totalmente, y en el Senado, con dominio demócrata, se ponen en juego una tercera parte de los escaños. Controlar el Legislativo o al menos una de las dos Cámaras es imprescindible para que un presidente pueda tener margen de maniobra política, tanto simbólica como práctica.
GS con información de Europa Press y NA
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