Así lo aseguró José Luis Ambrosino, del movimiento Los Sin Techo en Santa Fe. Advierte que hay casi 7 mil personas que no pueden cumplir con “el quedate en casa”.

El aislamiento obligatorio prolongado en el tiempo provocará una suba del 10 por ciento en el índice de pobreza, según confirmó en conferencia el presidente Alberto Fernández. Todo será como consecuencia de los devastadores efectos económicos que acarrea la pandemia por el coronavirus, además de los sanitarios.

Economistas y especialistas señalan que esa cifra aumentaría hasta en un 50 por ciento. Para analizar lo que sucede en la ciudad,  José Luis Ambrosino, representante de Los Sin Techo en la ciudad de Santa Fe decía lo siguiente:

“Un poco la inyección de fondos que dispuso el gobierno hizo que se suavice la situación de pobreza”. En este sentido profundizó: “En febrero había dado 15.500 pesos la canasta básica alimentaria, y en este momento de acuerdo al Indec de este mes tendríamos unos 6.400 hogares indigentes de los cuales 1.600 están viviendo en ranchos de chapa, cartón o lona. Estas son personas que no les alcanza para comer porque están debajo de esa línea. No les otorgamos el derecho fundamental que es al alimento, es lo más bajo de la pobreza. Desde el inicio de la cuarentena, el 20 de marzo, coincidió que se les otorgó la Tarjeta Alimentaria a varios de ellos porque se les volvió a cubrir el crédito. Sumado a la Asignación Universal por Hijo, más el bono de tres mil pesos e incluso a muchas mamás les llegaron los 10 mil pesos del Ingreso Familiar de Emergencia”.

Y siguió: “Si bien los productos aumentaron entre un 3 y un 3,3 por ciento en marzo, con estos ingresos se hizo que la gente pueda sobrellevar la situación. Lo que pasa es que los precios siguen aumentando y los ingresos no son tan ágiles, necesariamente la gente al no poder trabajar en la necesidad que tienen para cubrir la parte alimentación. Con los ingresos oficiales y sociales se cubre una parte de la canasta básica, pero nunca se llega, se completa con las changas, el trabajo, el laburo a domicilio, la obra pública, con el corte de pasto, la venta de choripanes, con pequeños talleres, con distintas cosas se alcanza más o menos. Pero como todo eso se paró, evidentemente los ingresos quedaron congelados”.

En este contexto señaló: “No parar los aumentos de precios va a hacer que mucha gente ingrese a la pobreza y varios sectores bajen a la indigencia, porque bajan las líneas de ingresos. Eso es previsible, se observa que va a ocurrir. Si bien entendemos que va a aumentar la pobreza, el sufrimiento del no comer, del hambre va a ser más o menos controlado. Porque a lo mejor va a haber menos plata para moverse, para la salud, comprarse cosas para la escuela, pero entiendo que el gobierno va a cuidar que el ingreso para comer esté, que es lo más complicado”.

Quedate en casa

En relación al cumplimiento del aislamiento obligatorio, Ambrosino describió que en el cordón oeste, sur, norte y costero de la ciudad las realidades del hábitat son de pronunciada desigualdad. Los Sin Techo tienen militantes y trabajan en los barrios Centenario, Sarsotti, Chalet, Arenales, Santa Rosa de Lima, Villa Oculta, Barranquitas sur, este y oeste, San Pantaleón, Las Lomas Loyola, San Agustín, La Ranita, Los Hornos, Abasto, Pompeya, Chaqueña y toda la parte de Alto Verde, más Colastiné norte y sur, entre otros. “Es todo el cordón, la frontera social de la ciudad de Santa Fe”, acota el referente.

 

“Nosotros con el tema del quedate en casa, tenemos en la ciudad de Santa Fe 1600 ranchos y no podemos transmitir esa propaganda ahí, ni en las 4000 casitas muy pobres que tenemos porque son familias que tienen muchas personas. Creemos que ese tema fue llevado a medias. En los barrios seguimos trabajando, distribuyendo bolsones propios junto al gobierno provincial con los suyos y se notaba que la gente no podía cumplir la cuarentena. De cualquier manera, no se ha difundido el coronavirus en los barrios pobres, gracias a la naturaleza, a dios o a quien sea. A pesar de que la cuarentena o el aislamiento no fue cumplido, como si lo fue por la clase media y alta que cerraron sus puertas con de todo en el freezer y podían moverse con libertad dentro de su casa”, opinó.

Pero además enfatizó la necesidad de trabajar en este sector de la población para llevar dinero a los hogares. De esta manera, confesó una flexibilización de las medidas de aislamiento. En esta línea apuntó que se está sufriendo mucho la falta de changas. “Por más que esté el estigma que los de los barrios no quieren trabajar, les puedo atestiguar de manera personal que la gente está deseosa de poder salir a trabajar y no lo puede hacer. Ahora hubo un aflojamiento de la cuarentena y la gente está saliendo. Nosotros los planes de vivienda los seguimos haciendo, porque las dirigimos Los Sin Techo pero las construyen las personas que incluso comen ahí. Y fueron a laburar y de alguna manera la changa los salvó. Pero eso es lo más difícil. Esperamos que cuando se flexibilice más, la gente ya pueda salir a trabajar. En los barrios en los que trabajamos, el 80 por ciento tiene trabajo informal por más que en el promedio nacional sea de un 35 por ciento. Que es lo que estuvo parado en toda esta cuarentena”, informó.

La brecha digital

Ambrosino además mostró preocupación por “un problema difícil de resolver: la educación”. En este sentido dijo que si se sigue sosteniendo las medidas de aislamiento social, y por consecuencia, las clases a través de medios digitales se puede abrir una importante brecha en el conocimiento. “Es difícil para la gente pobre porque no tiene conectividad y muchas familias no tienen computadoras para poder trabajar o estudiar. Ahí se puede producir una brecha muy importante, porque la gente muy pobre si se extiende mucho la cuarentena y no tiene educación va a quedar rezagada respecto de las clases medias y altas que en esos aspectos se puede mover bien. En eso los barrios están en déficit”, contó.

Por último, este jueves se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento del Padre Rosso: “Estamos renovando el compromiso y el esfuerzo de lo que él hizo una vez. Inició en Santa Fe un sueño para que no haya ranchos en la ciudad. Tenemos el compromiso de eliminar los ranchos, usted, yo y cualquiera no puede vivir ni 10 minutos en un rancho. No puede soportar ni el frío, ni el calor, ni la inseguridad, ni las tormentas. Entonces no puede admitir la sociedad santafesina que una familia viva en un rancho. Asumimos el compromiso para que los 1600 ranchitos, que son casi 7 mil personas, sean cambiados por casas de los Los Sin Techo, es un homenaje a nuestro fundador. Después hay casi 5000 casitas que no son ranchos, pero si muy elementales y que también sufren ahí adentro. Queremos empezar por lo peor”, concluyó.

Con información de UNO Santa Fe

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