Este viernes, la N roja se llenará de campanazos: las cinco “Rocky”, “Rocky Balboa” y las dos partes de “Creed” integran un festín que va mucho más allá del boxeo. Una saga que creció a la par de Sylvester Stallone, siempre un laburante antes que un campeón glamoroso.

Si la historia del cine fuera una pirámide, en la parte inferior y media se ubicarían aquellas películas más o menos divertidas, entretenidas, atrapantes, tristes o lacrimógenas que se filmaron, se estrenaron y ahora rotan por el cable, circulan por la marea infinita de los sitios de descarga y streaming o permanecen en las tinieblas del olvido colectivo. Por sobre ellas, en el triángulo superior, estarían las que dejan huella, las que perduran, las que trascienden la pantalla para devenir en adjetivo, en símbolo, en referencia cultural, en marca de nuestra historia personal. Ahí estaría, por ejemplo, Titanic, el último gran clásico del era pre digital. Y, claro, Rocky, cuya influencia sobrevive tanto en las innumerables películas sobre boxeadores que han replicado su estructura narrativa como en el ideario colectivo del propio deporte. Que aquellos fanáticos de los guantes marquen en sus agendas el 23 de octubre, porque ese día llegará a Netflix la saga completa del hombre de Filadelfia: las cinco RockyRocky Balboa y esos dos spin-off enormes que son Creed: Corazón de campeón y Creed II: Defendiendo el legado.

El personaje creado e interpretado por Sylvester Stallone se ganó el cariño de millones apelando a una paleta de virtudes como el esfuerzo, la perseverancia, la nobleza y la honestidad intelectual. ¿Acaso es posible no querer que a alguien así le vaya bien? Estas virtudes se transparentan en una muestra perfecta de sinergia creativa, por la cual realidad y ficción se entrelazan en una saga cuyo protagonista creció –y crece– a la par de su creador, sumando matices y espesura emotiva a medida que el tiempo los dotó de aplomo, sabiduría callejera y madurez. No por nada durante su discurso sobre el escenario del hotel Beverly Hilton de Beverly Hills, con su flamante Globo de Oro a Mejor Actor de Reparto recibido por Creed, Stallone le agradeció a Rocky catalogándolo como “el mejor amigo que he tenido en mi vida”.

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