Sofía había llegado a Pacific Palisades una semana antes del desastre. Las llamas consumieron la casa donde vivía durante su intercambio cultural. Solo logró rescatar su teléfono y documentación antes de emprender una escalofriante huida para salvar su vida.

Sofía Valcart, una joven de 19 años de Santo Tomé nunca imaginó que su experiencia en un intercambio cultural en Pacific Palisades, una de las zonas más exclusivas de Los Ángeles, se vería marcada por una tragedia de magnitudes inesperadas.

La joven tuvo que escapar de los voraces incendios de California que amenazaban la zona, viviendo una pesadilla en carne propia. En medio de un infierno por las llamas, la joven tuvo que escapar para salvar su vida.

Llegó al país en diciembre de 2024 con un programa de au pair, un trabajo que implica vivir con una familia y cuidar de sus hijos. Una semana y media después de su llegada, las llamas comenzaron a consumir la zona.

Fue tremendamente trágico para mí, para la familia con la que yo estaba. Llegué a Estados Unidos y, a los pocos días, comenzaron todos los incendios“, relata Sofía con emoción.

El martes 7 de diciembre, mientras descansaba en el living de la casa en la que vivía, Sofía observó, a través de la ventana, una nube de humo que se iba intensificando.

Vi una mancha naranja en el cielo, algo que ya había visto antes porque suele haber incendios, pero esta vez se acercaba rápidamente“, cuenta. Al principio pensó que no era tan grave, pero el fuego comenzó a acercarse peligrosamente.

Fue entonces cuando el padre de los niños que cuidaba, le ordenó de manera inmediata: “Arma las valijas, nos tenemos que ir“.

En declaraciones al programa “De10“, que se emite por “LT10“, Sofía relató que en ese momento les llegó al celular de cada uno de ellos una alerta de evacuación.

Cuenta que la desesperación se apoderó de ella. Decidió llamar a su madre, que vive en la ciudad de Santa Fe, y quien le aconsejó tomar lo más importante, los documentos y el pasaporte.

Escapando de los incendios en Los Ángeles: una huida que se transformó en una misión de supervivencia

Me tuve que ir literalmente con el pasaporte, los últimos 200 dólares que me quedaban y dos camperas, recuerda. Aunque nunca había manejado en Estados Unidos, el padre de los niños le dio instrucciones rápidas sobre cómo conducir.

Sin saber adónde ir, ni si volverían a casa, Sofía comenzó a conducir entre las montañas, viendo cómo el fuego se aproximaba cada vez más. “Ya había gente abandonando sus autos y caminando, porque el fuego ya les estaba alcanzando“, agrega, recordando con horror los momentos de incertidumbre.

El miedo era palpable. “No sabía si iba a salir de ahí“, reconoce Sofía. Y confiesa que en ese instante, pensó que podría pasar lo peor. “Llamé a mi mamá, a mi papá, a mi hermana, me despedí a mis amigos. Fue lo peor que me puede haber pasado“, asegura.

Al no poder continuar por la carretera, ya que debían abandonar los autos, tomaron la decisión de volver a la casa. En el regreso, el fuego los alcanzó de nuevo. “Volvimos porque creímos que era más seguro, pero el fuego se acercaba cada vez más. Tuvimos que salir otra vez (en otra dirección), y ya todo estaba quemado, parecía una película de terror“, contó con angustia.

Con relación a los niños que Sofía tenía bajo el cuidado, comentó con alivio que la escuela tenía un protocolo de emergencia que garantizó su seguridad. “Las escuelas metieron a todos los chicos en un colectivo y los llevaron a un refugio. Yo fue necesario ir a buscarlos“, aclara.

Tras refugiarse una noche en Los Ángeles, en la casa de la hermana de la dueña de casa en la que vivía, la agencia inició las gestiones para buscar una nueva familia. “Ahora estoy en una escuela de San Diego, buscando otra familia que me reciba. Estoy sin nada, no tengo literalmente nada“, confiesa.

Aunque la tentación de regresar a Argentina está latente, Sofía se aferra a su sueño de continuar en Estados Unidos. “Si no encuentro una nueva familia en dos semanas, tendré que volver, pero tengo que pagar una multa por romper el contrato. Vine acá con un sueño, con una meta, y todavía está la posibilidad de seguir“, sostiene.

Señaló que el panorama en Pacific Palisades es devastador. “Todo quedó destruido. El fuego recién lo apagaron el domingo, y ahora no dejan entrar a nadie, solo bomberos, policías y personal autorizado. Es una zona de peligro“, explica.

En medio del caos, Sofía destaca el apoyo de la agencia con la que llegó. “Me dieron comida, cama, agua, y todos mis amigos y familiares se pusieron en contacto para ayudarme. Incluso me ofrecieron apoyo psicológico“.

Sofía agradece, aunque el miedo sigue vivo en su memoria. “Hubo momentos en los que pensé que no lo lograría, que mi vida se terminaba ahí“, admite.

Fuente: UNO Santa Fe

Comenta sobre esta publicación

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *