En los primeros siete partidos, Colón había sufrido cinco goles y en los últimos dos con cambios en la defensa le convirtieron la misma cantidad.
No caben dudas de que el recambio en el bloque defensivo impactó negativamente y era lógico que así suceda. Colón venía jugando con una defensa estable,
más allá de algún retoque de esquema y en los últimos dos partidos, apelando a la rotación, para cuidar a algunos futbolistas, realizó variantes en la línea de tres marcadores centrales.
En los primeros siete partidos de la Copa de la Liga, el Sabalero había sufrido cinco goles en contra. Y en los últimos dos, también le convirtieron cinco. Una estadística inapelable y que manifiesta los problemas que sufrió el equipo cuando comenzó a mover las piezas defensivas.
Ante Aldosivi, no fueron de la partida Facundo Garcés y Rafael Delgado. Ambos tenían molestias musculares y Julio César Falcioni decidió preservarlos. En consecuencia, mantuvo a Paolo Goltz y decidió los ingresos de Gian Nardelli (debutó en Primera División) y Joaquín Novillo.
Y está claro que el desempeño defensivo no fue bueno, aún cuando el que peor jugó fue Goltz. Una línea de tres nueva que no tenía continuidad ni conocimiento. Y eso se notó de manera muy nítida, ya que Nardelli debutaba y Goltz con Novillo apenas habían jugado 45′ ante Tigre. Ante el Tiburon, Colón perdió 3-1.
Por su parte, para visitar a Rosario Central y como era lógico de suponer, el cuerpo técnico apostó por una formación alternativa. Por lo cual, en la línea de tres ratificó a Nardelli y Novillo, pero decidió el ingreso de Lucas Acevedo que hacía mucho tiempo que no sumaba minutos. Y además jugó Jonathan Sandoval de muy bajo rendimiento.
Así las cosas, Colón salió a jugar con tres centrales que por primera vez lo hacían juntos. Y eso se notó en la jugada del segundo gol de Central, en donde los tres, se escalonaron mal y no lograron contener a Véliz y Ferreyra. De esta manera, el Sabalero pagó el precio por el recambio defensivo.
Fuente: Uno Santa Fe
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