Se trata de Kevin A., de 30 años, que este jueves fue aprehendido con un arma cargada durante un asalto en la vía pública.

El jueves por la tarde, el ruido de sirenas irrumpió la calma en el cruce de Estanislao Zeballos y Estrada, en el barrio San Martín de la ciudad de Santa Fe. Un delincuente, quien minutos antes había asaltado a un trabajador, fue reducido por dos agentes de la Subcomisaría 18ª del Departamento de Orden Público. Entre sus pertenencias, los policías encontraron una pistola calibre 11,25, popularmente conocida como “una 45”, cargada y lista para disparar, con una bala en la recámara y varias más en el cargador.

El detenido, quien se identificó como J.R.R., de 34 años, entregó a los oficiales un documento en el que figuraban sus datos. Todo indicaba que sería otro caso de robo armado que terminaría con el sospechoso tras las rejas. Sin embargo, cuando sus huellas fueron analizadas, los registros revelaron una sorpresa: el hombre era en realidad K.L.A., de 30 años, y tenía una orden de captura vigente por homicidio.

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La situación se tornó mucho más grave al descubrirse que K.L.A. era el principal sospechoso del asesinato del subinspector Andrés Farías, ocurrido en un violento atraco el pasado 27 de septiembre. Aquella mañana, Farías, de 41 años, escoltaba un vehículo de la empresa “El emporio de las golosinas” en el traslado de 35 millones de pesos. Al llegar al lugar, varios delincuentes lo emboscaron y lo atacaron brutalmente: trece disparos perforaron su cuerpo, causándole heridas mortales. A pesar del intento de los médicos en el hospital Clemente Álvarez por salvar su vida, la pérdida de masa encefálica dejó a Farías en un estado irreversible. Al final, su familia decidió donar sus órganos.

Fuente: UNO Santa Fe

 

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