El principal sospechoso quedó en prisión preventiva este viernes mientras que los investigadores tratan de dar con su hermano que continúa prófugo.

Por Ignacio Mendoza

Sentado, con las manos colocadas en la cabeza y mirando hacia abajo fue la forma que Damian Cristaldi eligió para ser informado sobre cómo continuará su situación procesal tras ser imputado en la causa que investiga el violento asalto al bar Morpheus de la esquina de 4 de Enero y Bulevar Pellegrini.

Esta mañana, el juez de la Investigación Penal Preparatoria, Eduardo Pocoví, ordenó que permanezca detenido con prisión preventiva, una medida cautelar solicitada por el fiscal del caso, Gonzalo Iglesias y que tuvo el consentimiento de la defensa de Cristaldi, a cargo de David Rojkin.

La orden del juez se dictó tras la audiencia en la sala I del subsuelo de tribunales que permitió establecer cómo se desarrolló el violento atraco del hoy imputado y su hermano, quien hasta el momento continúa prófugo de la Justicia y es intensamente buscado.

Cristaldi se entregó el pasado martes en la sede la Tropa de Operaciones Especiales. Acorralado por los allanamientos que ejecutó la fuerza de élite en al menos tres domicilios del sur de la ciudad, presionado por haber quedado grabado en una cámara de seguridad o quizás con la idea de salvar a su hermano, el muchacho se puso a disposición de la Justicia para así enfrentar los cargos en su contra.

Secuencia

El suceso ocurrió el 16 de marzo pasado. A las 21.57, dos hombres ingresaron por la puerta de calle 4 de Enero. Primero uno que vestía una gorra color blanca, camiseta de Colón, un pantalón buzo azul y  zapatillas blancas. Detrás de este, entró Cristaldi, que vestía una campera negra, un pantalón azul y zapatillas negras de suela blanca.

El primero pidió unos cigarrillos y rápidamente, cuando la empleada pasó el atado por la caja registradora, el delincuente mostró su arma de fuego plateada, y ordenó que le entregue todo el dinero.

Ese instante fue advertido por una clienta que en ese momento fue a pagar la pizza que había consumido y que al ver la secuencia criminal intentó salir del local por 4 de Eenero. Pero cuando dio media vuelta se encontró con el hoy imputado, Cristaldi, que la retuvo en la puerta, le obstruyó el paso y esperó que su hermano termine con el asalto. Pero todo pasó a mayores cuando el asaltante fue abordado por el propietario del local y un empleado que se le cruzaron en el camino.

“Tirale, tirale”, se escuchó y el maleante que se llevaba el botín accionó el arma y le disparó a Sebastián Méndez, el empleado del comercio, quien tras el impacto se desvaneció y debió ser trasladado de urgencia al hospital José María Cullen. Mientras tanto, Cristaldi y su hermano huyeron en una motocicleta por 4 de Enero en dirección al norte.

Pruebas contundentes

Desde aquella noche el caso se manejó con total sigilo. De hecho el video que grabó el feroz asalto no se difundió en ningún medio de comunicación con el solo fin de resguardar los datos que lograrían llevar a los investigadores hacia los dos ladrones. Y así fue.

Es que mediante la pesquisa que llevaron adelante los agentes de inteligencia de la Tropa de Operaciones Especiales se logró determinar quiénes habían irrumpido aquella noche y no solo eso, sino cómo fueron los momentos previos al atraco. Las cámaras del 911 y algunas privadas fueron claves.

Según se estableció, aquel día el hermano de Cristaldi fue visto por las cámaras de vigilancia a las 19.35 en calle Colón al 3200 en una motocicleta, la misma que horas más tarde iba a ser advertida por los testigos del violento hecho en Morpheus. Ese motociclista buscó después al hoy imputado por un domicilio de Oroño al 200 y ambos partieron rumbo al norte de la ciudad por 4 de Enero.

A ese cotejo de cámaras hay que sumarle que en redes sociales Cristaldi fue encontrado por los investigadores, como así también su hermano, justamente en una fotografía en Instagram con una motocicleta muy similar a la que estuvo en el bar. Se ejecutaron tres allanamientos el 8 de abril pasado, en los cuales los investigadores buscaban las prendas de vestir que tenían el día del robo.

Además, una serie de escuchas telefónicas a la línea que utilizaban los padres de los sospechosos fue la llave que permitió descubrir cómo se movían los dos prófugos. En esos audios, según indicó el fiscal en la audiencia, los pesquisas establecieron que Cristaldi tenía como plan entregarse a la Justicia para contar otra versión de los hechos: que fue él quien robó y que quien disparó sería un hombre con un apodo que inventaría.

Según creen fuentes del caso, Cristaldo estaba tramando esa mentira porque su hermano hacía poco tiempo había recuperado la libertad por un robo, muy similar al de Morpheus, ocurrido en el bar Paladar Negro en barrio Candioti.

La caída

El martes por la mañana, Cristaldi se entregó en la sede de la Tropa de Operaciones Especiales con su abogado. Se puso a disposición de la Justicia con un detalle particular: tenía puestas las mismas zapatillas del día del asalto.

Inmediatamente quedó detenido por orden del fiscal Iglesias y el miércoles fue imputado en tribunales por el delito de “robo calificado por el empleo de arma de fuego y homicidio doblemente calificado por el empleo de arma de fuego y criminis causae en grado de tentativa”.

En la mañana de este viernes, Cristaldi fue llevado a la sala de rueda de reconocimiento del subsuelo tribunalicio. Allí el dueño del bar, Sebastián P., no dudó y reconoció al imputado como quien participó del hecho. Minutos después, el dueño de Morpheus, pasó por la sala I para que el juez Pocoví lo escuche.

“Estamos con miedo todavía”, “no podemos vivir así”, “pedimos tranquilidad para seguir trabajando”, fueron algunas de las frases que dijo el comerciante ante el magistrado.

“Me parece una locura que una persona así esté libre”, sentenció el aire en la sala y luego se retiró.

Fuente: Uno Santa Fe

 

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