Cuatro carreras implementarán el plan “200/19”. Se buscará redefinir la identidad del estudiante de la Universidad, atenuando el contenido duro y generando más acercamiento al campo de la investigación.

Mauro L. Muñoz | educacion@ellitoral.com 

Este nuevo año, cerca de ocho mil jóvenes se sentarán por primera vez en un aula de la Universidad Nacional del Litoral. Con más precisión, son 7.830 los inscriptos en las 140 carreras de esta institución. De ellos, fueron seleccionados 200 para implementar un nuevo modelo de ingreso.

En el año de su centenario, la UNL buscará renovar la forma en que sus estudiantes se insertan en la vida universitaria y la manera en que sienten su paso por la casa de altos estudios. Lo hará por medio del programa “UNL 200/19”, un plan diseñado para que la cantidad de ingresantes de cuatro unidades académicas (Ingeniería Química en la FIQ, Ingeniería Ambiental en la FICH, Letras en la FHUC, y una comisión de Abogacía en la FCJS) cursen por un camino alternativo, como experiencia piloto, los módulos de articulación entre la educación media y la superior.

“La meta está puesta en lograr mayor retención, a lo largo del primer año, en toda la oferta educativa que tiene la Universidad Nacional del Litoral”, explicó su vicerrector, Claudio Lizárraga.

La forma será evaluando distintas aristas que hacen al problema de la permanencia: “El proceso de transición de la secundaria a la universidad, las dificultades lógicas que se plantean en el pasaje de un nivel al otro, la preocupación por la continuidad de los estudiantes en la carrera que eligen y los problemas de la elección de la carrera misma”, demarcó Lizárraga en diálogo con El Litoral.

El modelo y sus detalles

El pasado 19 de diciembre, los 200 seleccionados fueron recibidos por las autoridades universitarias. Allí se les dio la bienvenida oficial a la casa de estudios y se les explicó en qué consistirá este nuevo método que los tendrá como protagonistas.

“UNL 200/19” se llevará a cabo a partir del 11 de febrero. De carácter presencial, la carga del cursado estará repartida en tres semanas, con cinco días de 4 horas diarias. Se complementará con encuentros en horario vespertino, organizados en grupos a cargo de profesionales, especialistas, profesores y tutores, para que cuenten con apoyos puntuales sobre aspectos específicos de las disciplinas.

El modelo comprende dos rasgos novedosos: trabajar con un modo diferente en cuanto al conocimiento, que no esté directamente ligado al contenido sino desde una perspectiva más pedagógica, y propiciar un temprano acercamiento de los estudiantes a la tarea del investigador.

De acuerdo a las tareas programadas para cada semana, el vicerrector detalló los contenidos vertebradores: “En la primera apuntaremos a definir la identidad, tanto del estudiante como de la institución, por medio de la indagación. En la segunda, trabajaremos en lo que hace a la particularidad de la relación con el conocimiento científico, que es ahondar en la pregunta y el problema. Mientras, en la tercera, el eje va a estar trazado por los problemas contemporáneos y cómo hacen frente a ellos las distintas disciplinas”.

En cuanto a las dudas sobre si no se perderá parte del contenido estrictamente curricular, Lizárraga planteó que “los mecanismos para hacer la apropiación se irán generando en el transcurso de los primeros años, con la dirección de los equipos docentes de cada carrera que cumplen la función de acompañamiento en el proceso de maduración del estudiante”.

La trayectoria educativa como argumento

No hay una única forma de construir una trayectoria educativa. A grosso modo, las expectativas en la educación superior se distinguen por dos realidades marcadas, aunque no únicas. Por un lado, los sectores de menos recursos que, aun siendo gratuita, no puede acceder a ella por los costos circundantes al cursado, que son varios y elevados. Por otro, sectores incluidos dentro del sistema socioeducativo que actualmente erigen su formación académica de forma paralela a la validación formal con título en mano.

En cualquier caso, la cuestión en común es que son menos las veces en que los estudiantes abandonan sus estudios en la universidad por reprobar exámenes. Mejor entendido, la desazón y abandono prematuro tiene más que ver con distintas y complejas circunstancias que con aspectos estrictamente académicos. De manera que intentar abarcar este campo complejo requiere un análisis extenso y multidisciplinario que derive en una estrategia acertada y, también, compleja.

Bajo este paradigma, equipos docentes y directivos trabajaron de manera intensa durante la última mitad de año para conformar este nuevo modelo de ingreso. En palabras de Lizárraga, los esfuerzos se explican porque “la articulación y el ingreso son los temas de más sensibilidad en la vida universitaria”. “Queremos redefinir el rol de la Universidad como anfitriona frente a los ingresantes, mostrando lo que es la vida universitaria en su conjunto”, precisó.

El vicerrector, que además es secretario de Planeamiento Institucional y Académico, detalló que con esta experiencia piloto “no buscamos ver si a los jóvenes les va mejor en las disciplinas que estudien -porque estaríamos errando el enfoque- sino evaluar a todo el entorno universitario para ver cómo se comportan los equipos directivos, equipos docentes y alumnos frente a esta nueva propuesta”.

El plan está pensado de manera progresiva -aunque “sin urgencias”- para que pueda hacerse extensivo al total del sistema de ingresantes en 2021. “A partir de los indicadores obtenidos, podremos pensar también en los desafíos de la formación docente, el apoyo del sistema de tutorías y la conformación de los planes de estudio de las carreras”, proyectó y recordó con satisfacción que éste “fue uno de los ejes centrales de la propuesta de gestión trazado con el rector, Enrique Mammarella”.

Además, Lizárraga narró que elementos surgidos de estos ensayos servirán para definir cómo está planteada la distribución de materias introductorias en las distintas orientaciones desde los primeros años.

Transformaciones de este tipo ya forman parte por ejemplo de la Facultad de Ciencias Económicas. A partir de 2019, la FCE ya no tendrá matemática y contabilidad entre los módulos iniciales específicos, que eran condicionantes del cursado en primer año en las materias de misma denominación. Además, éstas pasarán a ser anuales en vez de cuatrimestrales, con el objetivo de unificar el cursado y mejorar el acompañamiento entre los ingresantes

En equipo

El diseño del proyecto de innovación sobre la trayectoria estudiantil tuvo sustento en distintos integrantes. De su impulso se hizo cargo el equipo directivo. Sobre su diagnóstico trabajaron fuertemente especialistas en educación y su elaboración tomó forma con ideas de los mismos docentes.

“La propuesta está sentada sobre un equipo de especialistas que armamos a partir de la masa crítica reunida en el doctorado en educación, creado en la Facultad de Humanidades y Ciencias. Algunas de las integrantes son Isabel Molinas, Virginia Trevigniani, Milagros Sosa, Natalia Díaz y Graciela Frigerio que es la directora del doctorado”, destacó Lizárraga con muchos elogios y temor de olvidarse algún nombre.

“Además, el trabajo no hubiese sido posible en el aporte fundamental de los equipos docentes de las facultades, que trabajaron fuertemente durante estos últimos meses en pensar las disciplinas en función de la nueva modalidad”, comentó agradecido.

“Por esta multiplicidad de miradas estamos seguros del sustento en cuanto al marco teórico, lo pedagógico y los enfoques sobre la enseñanza”, completó el vicerrector.

 

Protocolo de género

Tal como anticipó este diario el 26/12 en una entrevista de Nancy Balza al decano de la FCJS, y confirmado por el vicerrector de la institución, desde la Universidad están trabajando en el desarrollo de un protocolo específico de violencia de género que permita un abordaje más específico en este tipo de situaciones. Su elaboración era uno de los pedidos con mayor insistencia de los distintos centros de estudiantes. Actualmente, la UNL tiene un protocolo que abarca a las violencias en un carácter universal. En este sentido, como dato sobresaliente la Secretaría de Bienestar, Salud y Calidad de Vida de la UNL informó que de los 7.830 ingresantes para 2019 un 61 % son mujeres.

 

Universidad y situación económica

 

Luego de haber transitado un año con tensiones que incluyeron tomas de facultades, paros docentes y hasta una movilización desde Ciudad Universitaria hacia Rectorado, las autoridades de UNL se preparan para afrontar un 2019 que, al igual que en todos los sectores, esperan tenga mayor previsibilidad.

Respecto de lo dispuesto en el Presupuesto 2019, Lizárraga destacó que transmite “cierto grado de conformidad”, teniendo en cuenta que los números están “en esta ocasión, considerando las distintas realidades y muy cercanos a lo planteado por el Consejo Interuniversitario Nacional”.

Sobre cómo la UNL manejará sus activos, rescató la “ventaja de contar con una buena administración, que ha permitido mantener el grueso de sueldos docentes, personal administrativo y gastos de funcionamiento, aun en contextos difíciles”.

Si bien hubo retrasos en algunas obras planteadas, el vicerrector se enfocó en que “nada se ha detenido, incluso con compromisos importantes de cara a los 100 años de la institución” y que para ello “no se ha tenido que tomar ningún préstamo extra”.

Los motivos expuestos lo mostraron confiado de un ordenado tránsito durante 2019, en la medida en que no haya grandes imprevistos y con las consideraciones propias de posibles vaivenes en un año marcadamente electoral.

 

El modelo comprende dos rasgos novedosos: trabajar con un modo diferente en cuanto al conocimiento, que no esté directamente ligado al contenido sino desde una perspectiva más pedagógica, y propiciar un temprano acercamiento de los estudiantes a la tarea del investigador.

Fuente: El Litoral

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