El cura párroco falleció como consecuencia del coronavirus a los 79 años. El arzobispo Sergio Fenoy encabezó la misa de despedida al padre Pablo este viernes por la mañana.

El padre Pablo Fuentes, cura párroco de la parroquia Nuestra Señora de Luján, murió a los 79 años como consecuencia del coronavirus. La partida del sacerdote generó mucho dolor en una gran cantidad de fieles que este viernes siguieron la misa de despedida por redes sociales. Sus restos fueron retirados de la parroquia pasado el mediodía en medio de un cerrado aplauso de quienes estaban en el lugar.

A las 8.30 de este viernes el arzobispo de Santa Fe, Sergio Fenoy, encabezó la misa de despedida al padre en la parroquia ubicada en la avenida Aristóbulo del Valle al 6000. De la ceremonia participaron los fieles permitidos por la restricción del 30% de capacidad y otros tantos que lo siguieron mediante la transmisión en vivo a través de la página de Facebook de la iglesia.

Luego sus restos fueron despedidos en el coche fúnebre en un cerrado aplauso de los fieles presentes. En el móvil de Aire de Santa Fe los presentes describieron al padre Fuentes como “un apóstol del señor”, “activo”, “positivo”, “alegre” y “cercano” a la gente.

El padre Pablo Fuentes falleció este jueves tras padecer una neumonía bilateral producto de padecer coronavirus. Sus restos fueron velados porque al momento de su fallecimiento había dado negativo a la prueba de Sars-Cov-2. En la tarde de ayer su cuerpo llegó a la parroquia para ser velado en el lugar. “El lema del padre Pablo era “cuidados sí, miedo no”, y continuaremos con eso. Vivía para la gente. Inclusive con la pandemia seguía recibiendo y conteniendo a la gente”, contó Griselda, catequista y colaboradora, a través del móvil de Aire de Santa Fe.

El sacerdote Fuentes había nacido el 10 de marzo de 1941 en la comunidad autónoma española Castilla y León, en el pueblo Aguilar del Campo. Hacía unos 8 años que el sacerdote se había puesto al frente de esa comunidad.

“Es un momento muy doloroso para toda la comunidad. El 20 de octubre el padre ya había empezado con síntomas, estuvo aislado en la casa parroquial y luego debió ser hospitalizado. Además de todas sus iniciativas para bien de la comunidad, el sacerdote iba a inaugurar el 2 de noviembre un Cenizario para que la gente pudiese depositar los restos de familiares en la parroquia”, contó este jueves otra Fabiana en Aire de Santa Fe, una colaboradora de la parroquia.

 

La entrevistada manifestó que el sacerdote era hipertenso y tenía diabetes. Lo recuerda como una persona muy alegre y que siempre estaba dispuesto a ayudar y a hacer cosas. “La Casita de Luján para personas en situación de calle, seguía con la obra de “Lugares santos y apacibles” que traía desde Cuba. Una persona carismática, creíble, te acompañaba y te dejaba ser. Nos quedan el amor y sus obras”.

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