Un grupo de embarcaciones privadas intentó abrir paso sobre el embalsado que se encuentra a la altura de los pilotes del viejo puente ferroviario.

El sábado, con las primeras luces del amanecer, un grupo de embarcaciones se lanzaron a la aventura de intentar romper la imponente muralla de vegetación acuática que cruza la Setúbal para abrir un canal de navegación.

Con machetes, grampines y con la fuerza de los motores de las embarcaciones fueron haciéndose espacio. Los esfuerzos alcanzaron para avanzar unos metros, pero fue imposible atravesarlo por completo.

Las imágenes, publicadas por Hernán Retamoso en su cuenta “Obsesivamente”, dimensionan la situación. Las embarcaciones que se acercaron y alcanzaron a penetrar la muralla quedaban perdidas entre la vegetación. Incluso, amenazan con superar a los pilotes del puente ferroviario.

 

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La densa y tupida vegetación fue demasiado para quienes participaron de la tarea. El ensamblado de las plantas no permite el desprendimiento y la remoción se hizo casi imposible.

Fuente. Instagram: Obsesivamente

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Lo cierto es que el fenómeno que comenzó en marzo fue creciendo y es visiblemente mayor al que se había presentado en enero y que permaneció hasta que llegó una tormenta.

Al mismo tiempo, se incrementan las dudas sobre la posibilidad de que el embalsado retroceda con la creciente del Paraná; algo que ya ocurrió pero que sin embargo la situación empeoró: la vegetación no se desprende y se siguió sumando más.

El fenómeno es mayor al que se había presentado en enero de este año, cuando un grupo de navegantes de las aguas hicieron el pedido de que Prefectura Naval, quien tiene jurisdicción para actuar en el río, los retire. En ese momento, la respuesta de la fuerza fue clara: “No es función nuestra la remoción de un elemento natural autóctono, que compone la biodiversidad de un humedal tan rico y extenso”.

Semanas atrás, Aylen Carrasco, docente e investigadora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, fue consultada sobre cuánto tiempo permanecerá dicha vegetación en el lugar. En ese sentido, consideró: “Depende principalmente del viento y del aumento o disminución del nivel hidrométrico. El episodio que tuvimos en enero permaneció hasta que llegó una tormenta”.

Fuente: UNO Santa Fe

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