Tren Urbano dialogó con el Padre Axel Arguinchona, el querido párroco de la Merced que en 2015 se trasladó a Esperanza. En noviembre del 2018 regresó a nuestra ciudad y está trabajando en el barrio San Agustín.

El padre afirmó que a pesar de vivir en Esperanza nunca perdió el contacto con la gente de Santa Fe, porque para él la ciudad de Santa Fe es “su lugar en el mundo”. Pero ahora al estar viviendo en San Agustín reconoce que el deterioro de la ciudad en estos últimos cuatro años ha sido muy grande. “Antes faltaba calidad en la comida, ahora falta la comida”, remarcó.

Señaló que cualquiera puede ver cómo la gente hurga en la basura, que cada vez hay más chicos y jóvenes en las esquinas, más gente que pide casa por casa. En San Agustín el padre trabaja con dos escuelas y con Cáritas y señaló como aumentó la copa de leche, no solo en cantidad de chicos, sino de adultos.

Destacó el trabajo en comunión. Iglesias, escuelas, organizaciones intermedias, trabajando para generar esperanza, “porque cuando vemos que estamos todos trabajando, tirando para el mismo lado, eso nos da mucha fuerza”. Por otro lado, subrayó que trabajar en red es muy importante para no multiplicar esfuerzos sin sentido.

“Tenemos que dar un signo de unidad frente a las dificultades, pero también mostrar que incluso con instituciones que podemos tener puntos de vista diferentes en determinadas cuestiones nos unimos en las cosas importantes”, afirmó.

También consideró que los funcionarios deberían acercarse a los barrios. “Porque cuando conocen el terreno por haber estado en él, por haberse encontrado con las personas, la cosa cambia”. Y reclamó que se escuche la voz de los actores sociales de los barrios, que haya un diálogo, un ida y vuelta que enriquezca las posibles propuestas.

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