El sector cárnico se enfocó en la exportación, logrando mejorar sus márgenes de rentabilidad, a costa de un mercado interno que se contrajo a su peor nivel en diez año
Para este verano los frigoríficos anticipan que la carne vacuna al público subirá en promedio un 40 por ciento y lo justifican en la presión que ejerce en los precios internos la mayor demanda desde China. La quita de retenciones que aplicó el gobierno de Cambiemos, sin compensarlo con un mecanismo que desacople los precios internos de los externos, llevó a que el traslado de la devaluación de la moneda o una mayor demanda externa se sienta de manera directa en el valor del mostrador argentino. Hasta octubre, el precio de carnes y derivados acumula un alza del 44,6 por ciento, por encima del nivel general (41,5 por ciento) y en algunas regiones el incremento asciende al 51 por ciento. Otro factor es el menor control sobre la cadena comercial.

El consumo interno de carne vacuna se volvió un lujo para la mayoría de las familias argentinas, situación que pasa desapercibida frente al aumento generalizado de los alimentos que eliminó valores de referencia. “La Federación de Industrias Frigoríficas de la República Argentina (Fifra) proyecta que durante el verano se produciría una actualización de precios que podría alcanzar hasta 40 por ciento. Asimismo, desde la entidad aseguran que esta recomposición es necesaria para que el negocio sea viable”, indica el reporte del Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario.

El sector cárnico se enfocó en la exportación, logrando mejorar sus márgenes de rentabilidad, a costa de un mercado interno que se contrajo a sus peores niveles en diez años. El consumo de carne vacuna per cápita acumula a octubre una baja de 5,5 kilos, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra). En los primeros diez meses promedió los 51,4 kilos anuales por habitante, mientras que el piso de la década había sido de 54,1 kilos en 2011, en tanto que el punto máximo de consumo se registró en 2013, con 62,3 kilos. Durante la gestión Cambiemos nunca se superaron los 57 kilos y ahora 2019 cierra con 51.

En contraposición, las exportaciones de carne vacuna sumaron 96.000 toneladas durante octubre y se marcó un nuevo récord al superar los registros de septiembre. China es el principal consumidor de la carne que se exporta, mientras que hace diez años ese podio lo encabezaba Rusia. Los embarques con destino a China representaron más del 80 por ciento del total de envíos. Las estimaciones del sector anticipan cerrar el año con 800.000 toneladas exportadas, un 45 por ciento más que el año anterior. En 2018, antes de la explosión de la demanda china, habían sido 550.000 toneladas.

Pese a que el secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, había asegurado que el incremento en la exportación derramaría en mayor disponibilidad en el mercado interno a bajo precio, no sucedió ninguna de ambas supuestas consecuencias. La eliminación de retenciones desacopló el precio externo del interno y el aumento al público se movió al ritmo del dólar. “Durante agosto, y por tercer mes consecutivo, el precio promedio de la hacienda en pie comercializada a través del Mercado de Liniers registró una gran suba en pesos. En tanto, el nuevo salto de la cotización en pesos del dólar estadounidense hizo que el precio por kilo vivo en moneda dura cayera de forma significativa”, detallaba tras las PASO en un informe de la Ciccra.

De acuerdo con el Indec, los precios minoristas a nivel general aumentaron en octubre 41,5 por ciento y el de carnes y derivados un 44,6 por ciento para el Gran Buenos Aires. En el Noreste subió 51 por ciento y en el Noroeste y Cuyo, 49,1 y 49,6 por ciento. A esto habrá que sumarle el impacto del incremento del precio del ganado en pie. “Subirían los precios de la hacienda, producto del faltante de oferta que se espera para el verano”, señala el documento realizado por el sector frigorífico, que anticipa un alza de 40 por ciento.

Pero la quita de retenciones también es un lastre para el sector. La eliminación –ahora repuesta en monto fijo- de derechos de exportación a los granos encareció los costos internos para alimentar el ganado en los fedloots. Si el animal no se exporta, el productor no puede trasladar el aumento del costo dolarizado. Y si no se aplica algún mecanismo para evitar el traslado al precio interno, lo terminará pagando el consumidor y las ventas continuarán cayendo.

También será necesario controlar a los intermediarios que concentran poder por su posición dominante a lo largo de la cadena. El único agente económico con capacidad de intervenir un segmento distorsionado de la cadena es el Estado, a través de regulaciones adecuadas que eviten que la mejora del sector solo beneficie a los eslabones más importantes de la cadena productiva y el perjudicado sea siempre el consumidor. Una opción alternativa a las retenciones sobre las ventas externas, tan resistidas por el sector, podría ser estimular con exenciones a la inversión y mejoras en el costo logístico la producción de fedloots, en donde se produce carne principalmente para el consumo interno.

Comenta sobre esta publicación