Informe del Centro de Economía Política Argentina el mes de enero 2020.

Durante el período 2015-2019 la política de precios de Cambiemos estuvo fundamentada en el marco teórico que predomina en la corriente económica ortodoxa: el control monetario vía altas tasas de interés permite desactivar a la emisión como factor explicativo de la inflación, y por ende tender hacia la reducción del nivel de precios de la economía.

Esta mirada unilineal de un fenómeno complejo –que en Argentina se ha demostrado estructural-, ha omitido, entre otras
cosas, los impactos que la variación del tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos y combustibles, y los precios de los commodities exportables, han ejercido sobre la inflación en un contexto de corrimiento del Estado de la regulación de las mencionadas variables.

En efecto, la política tarifaria generó un sensible aumento de la energía y el transporte, se quitaron retenciones y se eliminaron controles cambiarios, lo que impactó en la evolución del dólar. El rol de la Secretaría de Comercio Interior quedó reducido a su mínima expresión y el programa de Precios Cuidados apenas se mantuvo como una plataforma de lanzamiento de nuevas marcas gracias a la gran penetración y conocimiento de la marca construida durante las
administraciones gubernamentales previas.

Entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019, la inflación acumulada registraba un valor de 302%. Para considerar un dato de referencia con igual cantidad de meses acumulados, durante el período comprendido entre diciembre de 2011 y diciembre de 2015, según el índice de precios al consumidor de Bein (2011)/CABA (2012 en adelante), la inflación acumulada ascendía a 174%. Después de haber perdido las elecciones primarias por más de 15 puntos y de un salto del
tipo de cambio de 26% en un solo día -12 de agosto-, el gobierno de Mauricio Macri decidió realizar políticas de compensación de ingresos con sumas fijas fundamentalmente destinadas a beneficiarios de AUH, combinadas con un congelamiento de tarifas y la eliminación del IVA a los productos de la Canasta Básica, ambas medidas con vencimiento luego de las elecciones generales.

Los intentos de focalización de la –absolutamente transitoria- política de precios en la Canasta Básica durante el año electoral 2019 ya se habían observado en el mes de abril, con la creación de Precios Esenciales, un listado acotado de productos que introducía un congelamiento de precios para los bienes alimenticios básicos y funcionaba “en el marco” de Precios Cuidados.

Esta política, a contramano del marco teórico adscripto y pretendidamente presentada como anti-inflacionaria se realizó a través de un simple e inédito “pacto de caballeros” con empresarios cercanos al gobierno nacional, el cual en verdad contó con la pata central la apreciación cambiaria registrada entre junio y agosto de 2019.

Las medidas adoptadas luego de la derrota electoral de las PASO se conjugaron desde el 1° de septiembre con la restitución de los controles cambiarios, primero con un tope de 10 mil dólares por persona humana para la compra de moneda extranjera, y desde el 27 de octubre endurecido a 200 dólares por persona humana.

La escasez de dólares en un contexto de recrudecimiento de la crisis de deuda, su inminente suba ante cada fenómeno exógeno de repente tenían –para Cambiemos– un vínculo con los precios. A pesar de todo esto, en los meses subsiguientes la inflación alcanzó 5,9%, 3,3%, 4,3% y 3,7% en septiembre, octubre, noviembre y diciembre respectivamente.

Como fue señalado previamente, la mirada económica ortodoxa lejos se encuentra de identificar a la inflación como un fenómeno multicausal y de interacción entre variables tanto monetarias como reales.

Tampoco se reconoce el rol que la puja por el excedente tiene en los procesos de espiralización inflacionaria, ni el rol de los empresarios en la formación de precios. Por el contrario, solo identifica al Estado como principal responsable de la sucesión de aumentos de precios producto de los elevados niveles de emisión monetaria causados por el financiamiento del déficit fiscal.

Desde la ortodoxia económica, los controles o acuerdos de precios se consideran medidas intervencionistas obstructoras del libre funcionamiento del mercado, que en el mejor de los casos apenas llegan a ser un maquillaje inocuo y en el peor de los escenarios causan desabastecimiento y serias distorsiones de precios.

Esta lógica interpretativa registró un viraje de 180 ° a partir de la asunción de Alberto Fernández. En virtud de este balance previo, en el presente informe se analiza el funcionamiento e impacto del Programa de Precios Cuidados 2020.

¿Cómo se originó Precios Cuidados y qué ocurrió durante el macrismo?

El programa Precios Cuidados creado en 2014 durante la administración de Augusto Costa al frente de la Secretaría de Comercio Interior, fue el sucesor de un primer programa de control de precios que se llamó “Mirar para Cuidar” en el año 2013.

Este último había sido duramente criticado desde distintas canteras y medios de comunicación, siendo renombrado como “Control Militante de Precios” ¹ o “Control K de Precios” ².

Lo cierto es que “Mirar para Cuidar” sólo se abocaba al control de precios sobre el eslabón final de la cadena, dejando libre albedrio para la redistribución regresiva al interior de la cadena de producción y de pagos, donde los supermercados trasladaban sus costos a proveedores.

A diferencia de “Mirar para Cuidar”, con la herramienta de Precios Cuidados el Estado se hacía cargo de la difusión, la propaganda y la negociación con otros integrantes de la cadena, lo que resultó especialmente beneficioso para las empresas más pequeñas. Tras la devaluación de enero de 2014, la implementación PC buscó evitar abusos en las góndolas y se plasmó en una desaceleración de la espiral inflacionaria, especialmente en el año 2015.

El Programa Precios Cuidados tiene sentido en una economía oligopolizada, compuesta en una parte significativa por empresas extranjeras con márgenes dolarizados. Aunque fue presentado desde los grandes medios de comunicación con una finalidad exclusivamente antiinflacionaria, sus objetivos originarios estaban relacionados con la regulación de mercados oligopólicos, y pueden resumirse en tres puntos:

1.- Establecer precios de referencia para lo que se cubría una amplia gama de productos. Un punto fundamental era que la canasta ofrecida sea lo más heterogénea posible, incluyendo tanto productos de primera como de segunda línea.

2.- Arbitrar en la distribución del excedente entre proveedores, productores, distribuidores y consumidores en el marco de mercados altamente concentrados. El Programa consistía en un acuerdo voluntario de precios donde se incluía en el análisis todos los eslabones de la cadena de valor. Desde los proveedores de insumos hasta la distribución en supermercados y comercios de proximidad.

3.- Propiciar la diversificación de proveedores y productores con el objetivo disminuir la concentración y favorecer la competencia. La participación en el acuerdo brindaba una gran ventaja para las pequeñas empresas: aseguraba la llegada a los grandes canales de comercialización en el marco del Programa y las negociaciones con los grandes supermercados se delegaban en la Secretaría de Comercio Interior, compensando una relación muy desigual.

En definitiva, el Programa de Precios Cuidados se propuso como objetivo de mayor alcance ser una herramienta para distribuir de una manera más justa los márgenes de rentabilidad entre los diferentes sectores sociales y de la producción, además de cuidar el bolsillo de los consumidores. Constituye, entonces, una política de defensa de la competencia para evitar apropiación de rentas extraordinarias y al mismo tiempo una política de defensa del consumidor.

Enero 2020: características del nuevo acuerdo y composición de la canasta

La versión de Precios Cuidados de enero de 2020 fue presentada por la nueva gestión de la Secretaría de Comercio Interior como relanzamiento del programa y buscó regresar al espíritu original. Los principales cambios que se pueden detallar son los siguientes:

El marco temporal vuelve a ser anual. En las versiones de 2014 y 2015, Precios Cuidados era un programa anual donde las empresas se comprometían a mantener los productos incorporados hasta que finalizaba el programa el 6 de enero del año siguiente. Se podían incluir productos a la canasta, pero no eliminarse. La estrategia de salir y reingresar al Programa era una estrategia que utilizaban las marcas para obtener incrementos superiores a las pautas de aumento negociadas. En enero de 2020 se retoma el carácter anual.

Las renovaciones de precios vuelven a ser trimestrales. Hasta 2015, los periodos de revisión de precios (renovaciones) eran trimestrales. El Precios Cuidados de Mauricio Macri pasó a tener renovaciones cuatrimestrales porque la aceleración de la inflación y las sucesivas devaluaciones redujeron los plazos a dos meses, permitiendo incluso revisiones todos los meses para algunos productos. En la práctica se licuó la capacidad del programa para anclar los precios de los productos. En la versión de enero de 2020 el programa retorna a las revisiones trimestrales.

La Secretaría de Comercio Interior se propone recuperar un rol explicativo y de difusión de las bases y objetivos del programa. Hasta el 2015, en cada revisión el entonces Secretario de Comercio – a ocasiones en compañía de otros funcionarios-, realizaba una conferencia de prensa donde explicaba los cambios, los aumentos y los nuevos productos incorporados. Esa ocasión era aprovechada para transmitir, difundir y explicar los objetivos del programa a los consumidores. Este canal de comunicación fue suspendido durante la gestión macrista. En enero de 2020 su anuncio fue acompañado de una conferencia de prensa que desarrolló los fundamentos del mismo.

Actualización del Sistema de Alertas Tempranas. Uno de los elementos con los que hasta 2016 contaba la secretaría de comercio para lograr el correcto funcionamiento del sistema, era la implementación de un sistema de alertas tempranas mediante el cual los Supermercados y Proveedores avisaban la dificultad sobre la provisión de algún producto. Este sistema de monitoreo fue flexibilizado y el personal reducido al mínimo a partir de 2016. La nueva gestión está trabajando para recuperarlo desde enero de 2020.

Retorno de las inspecciones y fiscalizaciones. La fiscalización e inspección de la implementación de todos los aspectos incluidos en los acuerdos firmados entre los Supermercados y la Secretaría de Comercio (oferta efectiva de los productos, señalética y precios acordados) fueron abandonados casi completamente durante la gestión macrista, lo cual
contribuyó a que se relajaran en extremos las condiciones de implementación. En la conferencia de Prensa del 7 de enero de 2020, la Secretaria de Comercio informó que volverían las inspecciones a los puntos de venta.

Reintroducción de las primeras marcas a la canasta. La convivencia entre productos de primera y de segunda marca fueron una característica del Programa de Precios Cuidados original. A partir de la gestión macrista las primeras marcas fueron desapareciendo hasta convertirse de una canasta de precios de referencia a una de productos baratos. En la versión de enero de 2020 se anunció el retorno de las primeras marcas para tender a generar referencias en el mercado.

Asimismo, el relanzamiento del programa se realizó con un cambio en la estética, y se incorporó una aplicación para teléfonos móviles (app) que permite a los consumidores chequear el precio de los productos incluidos en el acuerdo y si el mismo se encuentra o no incluido en el programa.

La composición de la nueva canasta

La canasta de Precios Cuidados de enero 2020 presenta numerosos cambios cualitativos. Aunque es una canasta con menos productos, su composición incluye más carnes y embutidos, más frutas y verduras, más panificados y más productos para bebés. El Cuadro N° 1 muestra la cantidad de productos de cada uno de los rubros incluidos en algunos de los acuerdos seleccionados desde octubre de 2015 en adelante.

 

Accedé al informe completo: Relanzamiento del Programa Precios Cuidados – Enero 2020 – CEPA

 

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