La inseguridad aumenta al ritmo de la crisis económica y social. En la nota una miscelánea con cuatro hechos en distintos puntos de Santa Fe con un denominador común: mujeres cómo víctimas de episodios de raterismo.

El término “raterismo” no es usado con habitualidad en Santa Fe, sí en países vecinos. Tiene como virtud que define con precisión una modalidad de robo no muy sofisticado, pero no por ello menos costoso para quien lo sufre ni menos peligroso, por las consecuencias que puede implicar. En Argentina es más habitual usar el término “carterista”, pero se puede decir que es más utilizado en Buenos Aires que en el interior.

El “ratero” es aquel delincuente que, generalmente aprovechando las aglomeraciones o los descuidos de las personas, roba con habilidad y en segundos, bolsos o elementos a la vista. En Santa Fe, de la mano de la recesión y la crisis, los episodios de raterismo se multiplican. Y en general, son episodios que ni siquiera terminan denunciados. Y parece haber un denominador común en aumento: las mujeres como víctimas.

Es decir, es difícil llegar a una estadística fehaciente de lo que ocurre y por lo tanto, como en todo aspecto en lo que falten datos, implementar soluciones eficaces. Más allá de ese déficit de números, hay una acción esencial del parte del Estado que seguramente no es una solución definitiva, pero sí disuasiva: la presencia en las calles de la policía. No solo de patrulleros que pasan con efectivos adentro, con balizas encendidas, pero sin cercanía a la gente. Sino con uniformados caminando por las veredas o apostados en los lugares y espacios públicos concurridos. O los motoristas. Como sea, son acciones menores con alguna capacidad disuasiva.

Si la Policía de Santa Fe cuenta con 22.000 efectivos, más los efectivos federales que el Ministerio de Seguridad de la Nación asegura fueron enviados a la provincia, seguramente hay la suficiente cantidad de recursos humanos para implementar acciones de este tipo. Y evitar episodios como los que se describen más abajo.

Todo en cinco horas

Ocurrió todo en el termino de cinco horas  en cuatro puntos de la ciudad, zona céntrica, o como se dice en Santa Fe, entre bulevares. El primero, alrededor de las 14, en San Martín y Junín, una de las esquinas más concurridas de la ciudad a esa hora: con bares, heladerías, cafeterías, maxikioscos, oficinas públicas y un supermercado en la zona, miles de personas transitan por ahí en ese momento. Precisamente en la esquina mencionada hay un estacionamiento para motos, sobre la calle. Muchos que se movilizan en bicicleta, dejan atadas sus bicis ahí. A la hora indicada, poco antes de las 14, los vecinos empezaron a escuchar los gritos de una mujer contra los cuidacoches que están en esa cuadra. Les recriminaba que no habían hecho nada o que eran cómplices de que le sustrajeran la bicicleta que tenía encadenada en ese lugar. Un dato que no es menor: la víctima era una mujer policía. Al parecer, los ladrones pasaron en moto, uno bajó con una herramienta, cortó la cadena y en cuestión de segundos, se hizo de la bici y huyó con su cómplice con rumbo desconocido. A los pocos minutos llegó el esposo de la mujer, también policía, y pidió las cámaras de seguridad de la zona. Como es de esperar. la bici no fue recuperada.

Otro lector comenta que algunas horas más tarde, a eso de las 20, un grupo de chicas que estaba en la Plaza Constituyentes fue víctima de dos rateros en moto, en una de las diagonales de la plaza. Por un segundo, en descuido, las chicas dejaron un bolso en uno de los bancos. En ese momento pasan los ladrones, que habían subido en su moto a la plaza, ven el bolso, se aproximan y aceleran hacia 4 de Enero y Santiago. Las chicas vieron lo ocurrido, un muchacho que estaba cerca de ellas los corre, pero obviamente, fue en vano. Cuentan quienes relataron el episodio, que no había policías en la zona.

También a la misma hora, y muy cerca, en 9 de Julio y Junín, una chica que estaba comprando unas pizzas en un negocio de la zona, fue abordada por arrebatadores en moto que le sustrajeron el bolso. ¿Habrán sido los mismos rateros de la Plaza Constituyentes? Cabe la pregunta y por lo tanto, si estos delincuentes saben muy bien que la zona está muy floja de controles y que pueden actuar con relativa seguridad (valga el término), por qué no los van a detener.

Más o menos a la misma hora, pero en otro punto de la ciudad, en un restó de Sarmiento y Balcarce, una mujer que estaba sentada en una de las mesas dispuestas en la vereda por el local, fue atacada por un ladrón que le sacó el bolso de un tirón. En el relato contado a UNO, señalan que la mujer ofreció resistencia y que de hecho, se quedó con la manija del bolso. Pero el ladrón logró llevarse el bolso, donde tenía llaves del auto, de la casa, billetera, tarjetas. Al parecer, eran dos los ladrones que primero pasaron en moto, observaron el movimiento. Luego uno de ellos se bajó, con la víctima ya seleccionada, pasó por el medio de los comensales y cometió el robo. Su cómplice lo esperaba en calle Sarmiento. Escaparon en medio por las calles oscuras de la zona, que obviamente, tampoco ayudan a la seguridad.

Un problema subregistrado

La mayoría de estos episodios no son denunciados. Y los que lo son, es para justificar ante bancos por las tarjetas sustraídas. Así y todo, las cifras existentes de robos y hurtos, que de ninguna manera muestran la realidad, ya son más alarmantes: en el informe del Ministerio Público de la Acusación, que tiene solo registros hasta junio de 2020, entre ambos tipos de delitos se acumulan en la Fiscalía Regional Santa Fe (que abarca más allá del departamento La Capital), unas 7.000 denuncias. En tanto la UR I La Capital, tiene casi 5.000 denuncias por las mismas causas. Todo, hasta mitad de año. Estadísticas insuficientes, pero sí claras para demostrar que se está ante un problema significativo y que crece cada día. Y que como ayer, en la capital provincial, parece tener como blanco predilecto a las mujeres.

Con información de UNO Santa Fe

 

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