El municipio confecciona una pared de tierra para impedir la entrada de líquido a los barrios Punta del Este y Vivero, en el caso de que el espejo de agua siga creciendo. Son zonas históricamente conflictivas por ser bajas. El objetivo es resguardar a las familias de la zona, principalmente a cuatro grupos de pescadores que en otras ocasiones han tenido que autoevacuarse.

Por Luís Amsler

Las lluvias registradas en las últimas horas no golpearon fuerte a Coronda. Según las primeras estimaciones, se calcula que cayeron unos 30 milímetros de agua, alcanzando su mayor intensidad entre las 7 y las 7.15 de este miércoles. Sin embargo las precipitaciones intermitentes continuaron desde la mañana hasta las 13.30, aproximadamente, aunque de forma leve. Las únicas complicaciones que se registraron fueron en el avance de las últimas tareas de la obra integral de barrio La Chufilla. Los trabajos de pavimentación se habían retomado en Almirante Brown, y a la par se producía el mantenimiento de calles con motoniveladora en San Justo y Concejal Gagliano, pero por las condiciones climáticas adversas debieron suspenderse hasta que mejore el tiempo.

Mas allá de este panorama, lo que se viene monitoreando con atención es la crecida del río Corondá, cuyo nivel ha aumentado debido a las precipitaciones que azotan al norte santafesino desde mediados de diciembre del año pasado. Esto, incluso, motivó una reunión de la Junta de Protección Civil, encabezada por el intendente Marcelo Calvet, para evaluar posibles “debilidades” que presente la localidad en determinado sectores que puedan ser vulneradas. Uno de los “talones de Aquiles” existentes está en barrio Punta del Este, ubicado en el extremo norte del distrito, en cercanías del espejo de agua. Allí se trabaja en la confección de un talud de tierra para contener la crecida y evitar que los vecinos sufran anegamientos dentro de sus viviendas.

Preparados

Juan Mato, secretario de Gobierno del Municipio corondino, explicó que este barrio se encuentra en una zona baja y ya en otras oportunidad hubo casas afectadas, principalmente las que están cerca del río. Lo mismo sucede en barrio Vivero, cercano al punto antes mencionado, donde hay unas 4 familias de pescadores que se sitúan frente a una pequeña laguna que hay en el lugar y que pueden sufrir algunos problemas. “Ellos ya tienen experiencia en el tema y se guían con el nivel de alerta del río en el puerto santafesino (5 metros 30); habitualmente lo que hacen es autoevacuarse y dirigirse a lo de familiares, pero por el momento siguen ahí y no hay peligro”, expresó a El Litoral el citado funcionario.

Mato aclaró que es un problema histórico del área, y por tal motivo se trabaja en el talud para resguardar este sector. “El objetivo es salvaguardar el camino de ingreso al barrio, llamado Santiago Oroño, que está cerca a la planta campamentil y el Vivero Municipal”, precisó. “Todavía no entró el agua, pero nuestro temor es que crezca el nivel de la alguna y ahí se produzcan los inconvenientes,  ya que vuelca para el norte, donde está la barriada; por eso trabajamos de forma sostenida para terminar el talud y estar preparado en el caso de que el río crezca más”, culminó Juan Mato.

Fuente: El Litoral

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