La Libertad Avanza triunfó chupándose el voto antiperonista y dejó en un tercer puesto lejano a Provincias Unidas, cuya campaña casi plebiscitaria fue protagonizada por la dupla del Ejecutivo provincial. Al peronismo el segundo puesto no le ordena la interna. El reparto de bancas: cuatro para los libertarios, tres para Fuerza Patria, dos para Provincias Unidas.
Un joven que, literalmente, no tiene estudios, ocupación ni propuestas se llevó, sólo por pintarse de violeta, casi el 41% de los votos de la provincia de Santa Fe. La Libertad Avanza triunfó en una provincia que sufre el modelo de Javier Milei en el campo y en la industria, en la ciencia y en el empleo público.
No importa nada. En la polarización, el voto antiperonista optó por salir de Provincias Unidas y volcarse masivamente hacia La Libertad Avanza. Nunca la oferta fue más cualunque y en un escenario más estrafalario: denuncias de corrupción, financiamiento narco, intervencionismo yanqui. La identidad y el voto antiperonista es el más consistente y mayoritario de Argentina. Prefiere cualquier cosa, en cualquier circunstancia, antes que peronismo.
Este enunciado, válido para todo el país, en Santa Fe implicó el hundimiento feroz de Provincias Unidas a un 18%. El dato es sobresaliente porque a la campaña se la puso completamente al hombro la dupla a cargo del Ejecutivo. Maximiliano Pullaro y Gisela Scaglia.
Desde que comenzó el largo ciclo electoral provincial –constituyentes, concejos y, ahora, diputados–, el oficialismo local fue perdiendo votos como por una pendiente cada vez más empinada. La elección de concejales debió ser un llamado de atención fuerte, cuando perdieron en siete de las diez ciudades más importantes, quedando terceros lejos en Rosario. No hubo cambio de actitud ni de rumbo. Al contrario.
Además, el resultado de hoy refleja la pérdida de buena parte de la base electoral que tuvo el gobernador en 2023. Los empleados públicos, en particular los docentes, no es que están decepcionados: tienen un enojo activo. Militaron inorgánicamente, como partisanos, en contra del gobernador y su lista. ¿Nadie tomó nota del contenido de los grupos de Whatsapp de maestras?
El gobierno perdió por abajo y por arriba, entre los trabajadores y en las torres que balconean al río en Rosario y Santa Fe. El resultado pone en crisis el horizonte electoral de Unidos para 2027. Con la reelección abierta, la pregunta ahora es qué va a hacer el gobernador con ese primer puesto de La Libertad Avanza. En un marco de crisis económica, que va a continuar, la gestión necesita obtener dinero de la Nación. Tiene, a cambio, votos para ofrecer en el Congreso. Y Estados Unidos le demanda a Milei acuerdos de gobernabilidad.
La confluencia provincial con La Libertad Avanza en un único frente antiperonista debería ser natural. Es el modelo exitoso para el radicalismo en Chaco y Mendoza, es lo que funciona en Entre Ríos, que sumó otro Benegas Lynch al Congreso. En ese escenario, cae una pregunta: cuál sería el límite para el socialismo.
Ese intríngulis interno es apenas una hipótesis; la interna del peronismo es una realidad.
El dominio estratégico de Ciudad Futura en las tres últimas elecciones fue un buen modo de darle aire a un partido apaleado en la elección de 2023. La recuperación, sin embargo, no es suficiente. Fuerza Patria alcanzó el 28%. Al no haber habido una victoria que ordene las tribus, la interna cobrará nuevamente vigor. Más allá de las declaraciones de unidad, no hay liderazgo claro, las corrientes internas son demasiadas y las pymes políticas también. Y no existe, por otro lado, nadie que se pueda arrogar una representación pura de la principal figura peronista presidenciable, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Rumiando su indiferencia y su bronca, un 37% del electorado ni siquiera se acercó a las urnas. Los últimos 12 años de deterioro continuo están dañando al sistema político en su conjunto. Este desapego no será eterno, pero nadie le está dando sentido ni organización. Y eso nunca sucederá si lo que se busca es una inmediata ganancia electoral. La sociedad necesita muchísima más política desde abajo, cuya lógica no tiene ni los tiempos ni las necesidades de la política profesional.
Fuente: Pausa

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