El Mavi Marmara, que integró la misión en 2010 y fue bombardeado con el saldo de una decena de muertos.

En la Flotilla de la Libertad integrada  por seis embarcaciones, lideradas por el buque de pasajeros turco Mavi Marmara (Mármara azul), viajaban a la Franja, con destino el puerto de Asdod: 633 personas de 37 países, unas 10 mil toneladas de ayuda humanitaria. Intentaban romper el bloqueo israelí impuesto tras del triunfo de Hamas en 2006. Les advirtieron que impedirían el paso con la operación Brisa del Mar. Fue en 2010: los relatos tienen una sorprendente similitud con la misión actual.

Salvo que acabó en un escándalo luctuoso: el 31 de mayo de ese 2010 la marina israelí atacó a los indefensos barcos de la misión: nueve activistas y un periodista muertos, además de una treintena de heridos: una de las ellos permaneció en coma cuatro años, en territorio israelí, hasta que falleció.

El ataque generó durísimas críticas de diversos gobiernos y organizaciones, en especial de Turquía: de allí  procedían la mayor parte de los activistas. Por caso, el primer ministro Recep Tayyip Erdoğan denunció que se vulneró “los principios del derecho internacional y es un inhumano terrorismo de Estado”.

¿Influirá ese antecedente una década y media después para evitar un nuevo reguero de sangre en el Mediterráneo, más allá del que sucede a diario en el territorio de Gaza?

Además de la actual misión de la Flotilla Global Sumud, hay antecedentes recientes. Como cuando a fines de abril pasado, el barco The Majestic, que fue rebautizado con el emblemático nombre de Conscience, registrado bajo bandera de Palaos, lideraba una misión que transportaba ayuda y unos 30 activistas. En la madrugada del 2 de mayo fue atacada por drones cuando surcaba aguas internacionales de Malta, fuera de su jurisdicción. Entre otros, planeaban subirse en el puerto la activista Greta Thunberg y la excoronel del ejército de EE UU, Ann Wright.

Pero dos misiles lanzados desde drones impactaron en los generadores del barco. Incendio, brecha en el casco,  destrucción. Impidieron que siguiera el viaje. Absolutamente todas las miradas internacionales apuntaron a Israel que negó con firmeza su participación.

Un segundo intento ocurrió en junio. El domingo 1 la misión partió de Catania, Sicilia, liderada por el Madleen, así rebautizado en honor a la pescadora palestina Madleen Culab. Zarpó con 12 activistas ambientales que lideraba la sueca Thunberg. El lunes 9, también de madrugada, las fuerzas israelíes desplegaron una nueva operación con drones para interceptar el buque. Nuevas críticas internacionales y acusaciones de violación del derecho internacional por parte de Israel. No mucho más que eso.

¿Qué ocurrirá con el medio centenar de embarcaciones que componen esta nueva Flotilla de la Libertad?

En la página de la FGS, no sólo destacan que el término Sumud proviene del árabe y significa «perseverancia», «constancia». También advierte que en la misión “hay riesgos. Pero el mayor peligro radica en permitir que Israel y sus aliados lleven a cabo genocidios con impunidad. Israel tiene un historial documentado de uso de la fuerza contra flotillas humanitarias. Sin embargo, la atención internacional cambia el cálculo”.

Fuente: Tiempo Argentino

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