El presidente Daniel Noboa busca modificar el marco político y constitucional ecuatoriano. Una de las propuestas es la vuelta de las bases militares extranjeras.

Cerca de 14 millones de ecuatorianos están convocados este domingo a votar en un referéndum y una consulta popular con las que el presidente Daniel Noboa busca modificar el marco político y constitucional del país latinoamericano y derrumbar el sistema implantado desde 2009 por el correísmo. Es así que una de las propuestas es la vuelta de las bases militares extranjeras, el fin del financiamiento estatal de los partidos políticos y reducir el número de asambleístas. La otra, reformar la constitución de Montecristi, que establece entre otras directivas, el concepto de Buen Vivir, Sumak Kawsay.

La campaña del “Sí” está liderada por el oficialista Acción Democrática Nacional (ADN) del presidente Noboa, mientras que el correísta Revolución Ciudadana (RC), principal fuerza de la oposición, y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), junto a organizaciones sociales y sindicatos, rechazan las propuestas.

Esta votación tiene lugar en un contexto de escalada de violencia sin precedentes en Ecuador, que la derecha atribuye al avance del narcotráfico y los grupos criminales y el correísmo a acciones o inacciones desde que Rafael Correa dejó el poder, en 2017. Noboa declaró el conflicto armado interno -con su consecuente estado de excepción en gran parte del territorio-, y designó a las bandas criminales como grupos terroristas. Pero como la situación continúa sin muchas variantes, ahora explica su voluntad de que regresen las bases extranjeras, prohibidas en la Carta Magna vigente.

Así, el anexo en la primera dice que la situación de seguridad “requiere adoptar diversas estrategias en contra de las distintas modalidades de crimen organizado”, entre las que anota el ingreso de tropas extranjeras. Es decir, de Estados Unidos, como quedó claro tras la visita de la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Kristi Noem hace dos semanas.

En la última cuarta y última pregunta se lee: “¿Está usted de acuerdo en que se convoque e instale una Asamblea Constituyente, cuyos representantes sean elegidos por el pueblo ecuatoriano (…) para elaborar una nueva Constitución de la República, la cual entrará en vigencia únicamente si es aprobada posteriormente por las y los ecuatorianos en referéndum?”.

Con la reducción de los asambleístas y la eliminación de los aportes estatales a los partidos políticos y un golpe letal al Sumak Kawsay, se consolidaría un régimen oligárquico en el que solo quienes tengan un gran poder económico, como es el caso del presidente, heredero de una cuantiosa fortuna familiar como propietarios de la principal exportadora de bananas del país y una de las mayores productoras del mundo.

Fuente: Tiempo Argentino

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