El secretario del Tesoro estadounidense dijo que estaba trabajando con autoridades argentinas para dar de baja el beneficio. Las cerealeras fueron las grandes ganadoras del programa.
Las retenciones cero duraron tres días, hasta que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, informó en la mañana del miércoles que estaba trabajando junto con las autoridades argentinas para dar vuelta esa decisión.
Por la noche, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) informó que se alcanzó el cupo de U$S 7000 millones de valor en registros de exportaciones de granos, bajo el régimen de retenciones cero.
En un posteo en la red social X, la ARCA dijo que «se ha alcanzado la registración del cupo de siete mil millones de dólares previsto por el decreto 682/2025, por lo que se ha dado de baja la opción de registración de las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) que se encuentren amparadas por el beneficio del citado decreto. A partir de ahora, solo podrán registrarse DJVE bajo el esquema vigente anterior al decreto 682/2025″.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), durante el miércoles se declararon exportaciones de granos de soja, trigo y maíz y sus subproductos por unos U$S 2900 millones, equivalentes al 40% del cupo total. El 60% ya se había declarado entre el lunes -cuando se emitió el decreto 682/2025- y el martes.
Bessent amenaza
Hubo dos factores que impulsaron las ventas. La primera fue la advertencia del secretario Bessent, en el sentido de que estaba sobre la mesa una negociación con el gobierno argentino para levantar las retenciones cero.
Por la mañana de este miércoles, el tesorero estadounidense –transformado en un héroe de las huestes libertarias– dijo en un posteo en la red social X que tenía a mano varios instrumentos financieros para poner en práctica el salvataje del gobierno de Javier Milei, hundido en una crisis financiera imparable para los recursos locales.
La publicación incluyó la información de que EE UU y la Argentina trabajaban “para poner fin a las exenciones impositivas de los productores de commodities que liquidan divisas”.
El gobierno dio garantías, por canales informales, de que se respetarían los dos parámetros fijados en el decreto (final del beneficio el 31 de octubre o registración de exportaciones por U$S 7000 millones, lo que ocurriese primero) y que luego volverían las retenciones a sus niveles previos.
Entre la amenaza de Bessent y la poca firmeza que mostraba el Ministerio de Economía, las grandes firmas cerealeras y aceiteras se volcaron por declarar las exportaciones hasta completar el cupo.
Competencia
El segundo factor que impulsó las declaraciones fue que las cerealeras podían registrar para exportaciones granos provenientes de las futuras cosechas, las que aun ni siquiera se han sembrado. Así, se estima que entre un 30% y un 40% de todo lo declarado corresponde al trigo, maíz y soja de la campaña 2025/2026.
Esta competencia exacerbada llevó a muchos productores a actuar de la misma forma, al buscar la colocación de sus productos almacenados en silobolsas y acopios ante el temor de no ingresar en el cupo o que cayeran los precios ante la concurrencia simultánea de mucha oferta.
Pero además de competir entre ellos, los productores debieron enfrentar a las propias cerealeras que ya compraron producción y la mantienen en silobolsas en campos de productores, en acopios y en sus propios silos. De acuerdo con cálculos privados, la mitad de lo registrado para exportaciones sin retenciones eran granos y subproductos propiedad de las cerealeras, que los compraron descontando en el precio la retención (26% en el caso del poroto de soja). Así, el negocio habría sido descomunal.
En algunos círculos agrarios se cree que el sprint final de ventas del miércoles hasta alcanzar los U$S 7000 millones fueron puras registraciones de las cerealeras de productos propios en acuerdo con el gobierno e incentivadas por él.
Esto porque para la Casa Rosada se transformó en un tema de primer orden cerrar el beneficio por un pedido expreso de Bessent. El funcionario de EE UU explicó que el precio de la soja argentina cayó varios dólares en Dailán, principal puerto sojero de China, y que ello motivó a los importadores a adquirir cargamentos completos con soja argentina. Se habló de 10 a 15 barcos Panamax, con 65.000 toneladas de capacidad de carga cada uno.
Pero resulta que esas compras de China se hicieron en detrimento de los productores estadounidenses. Como consecuencia de la guerra comercial declarada por Donald Trump contra China, los importadores de granos y aceites chinos dejaron de comprarles.
El otro tema, menos discutido, fue que el gobierno debía obturar lo antes posible la medida para provocar el menor daño posible a las cuentas fiscales. Según cálculos privados, con el beneficio ya finalizado, el Estado dejó de percibir unos 2 billones de pesos en derechos de exportación.
Una vez hecho el registro de exportación, las exportadoras tienen tres días para liquidar el 90% de los dólares provenientes de esa operación comercial. Se espera que entre el viernes y el lunes ingresen al mercado de divisas unos U$S 3500 millones.
Al miércoles, el Banco Central no había comprado un dólar proveniente de estas ventas al exterior. Las reservas netas seguían siendo negativas en unos U$S 5000 millones.
Fuente: Tiempo Argentino
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