La obra recién identificada se llama Susanna y los Ancianos y se cree que fue encargada por Henrietta Maria, la esposa del rey Carlos I, que gobernó Inglaterra de 1629 a 1640.
Conocida como la primera pintora feminista de la historia del arte y con una producción reconocida tardíamente como consecuencia de un canon que durante siglos solo ponderó a sus congéneres varones, la artista italiana del siglo XVII, Artemisia Gentileschi, suma a su obra ya catalogada un cuadro que se acaba de hallar fortuitamente en un depósito del palacio de Hampton Court, en Inglaterra.
Los curadores de la Colección Real del Reino Unido acaban de dictaminar que una pintura hallada en el Hampton Court fue realizada por la artista italiana, una confirmación que permite ampliar el canon histórico de la que posiblemente sea la mayor maestra de Europa, según consigna The Guardian.
La obra recién identificada se llama “Susanna y los ancianos” y se cree que fue encargada por Henrietta Maria, la esposa del rey Carlos I, que gobernó Inglaterra de 1629 a 1640. El cuadro representa la historia bíblica de Susana, sorprendida por dos hombres mientras se baña en su jardín y arroja luz sobre la estancia de la artista en Londres a finales de la década de 1630.
“El nombre de una mujer suscita dudas hasta que se ve su obra”, escribió Gentileschi a un coleccionista de sus pinturas en 1649, asegurándole que sus lienzos “hablarán por sí solos”. Su aseveración no tuvo correlato inmediato: fueron necesarios tres siglos y medio para que su nombre saliera de las sombras de la historia del arte. La pintura recién hallada tardó incluso un poco más.
La obra fue encontrada en un depósito del palacio de Hampton Court y sometida luego a un arduo trabajo de restauración. “Es realmente muy emocionante -aseguró al periódico Observer la especialista Anna Reynolds, a cargo del operativo de rescate-.
Hasta ahora no se podía ver la calidad de la pintura debajo de la suciedad, pero es absolutamente cierto y este hallazgo se produjo como resultado de la reputación recientemente restaurada de Artemisia. Había sido mal atribuida y almacenada durante muchos años y nadie lo había examinado más de cerca”.
El mito bíblico de Susanna cuenta que la mujer rechazó las insinuaciones de dos hombres en su jardín y se enfrentó a la muerte después de que se hiciera una falsa acusación de infidelidad. En su obra, Gentileschi da un énfasis inusual a los esfuerzos de ella por evadir a los hombres en este tratamiento de la historia y según Reynolds la artista “parece haber sentido una estrecha afinidad con Susanna”.
La pintura redescubierta, expuesta en el Castillo de Windsor en los últimos días, se considera un aporte clave al conjunto de obras de Gentileschi, y arroja luz sobre su estancia en Londres a finales de la década de 1630, cuando trabajó brevemente junto a su padre, Orazio, en la corte inglesa.
La pintora italiana es autora también de otra célebre obra que tematiza el peso del patriarcado en sus implicancias más dramáticas: se trata de “Judith decapitando a Holofernes”, que propone un acto de empoderamiento al imaginar una venganza contra quien fue su violador en la vida real, ya que siendo adolescente Gentileschi fue abusada por otro artista, Agostino Tassi, en el taller de su padre y luego interrogada y torturada en su juicio.
El descubrimiento, realizado por los curadores del Royal Collection Trust, en particular el historiador de arte y ex empleado Dr. Niko Munz, se produjo durante los intentos de rastrear todas las pinturas vendidas en toda Europa después de la ejecución de Carlos I, que incluían siete pinturas Gentileschi registradas. Se pensaba que sólo había sobrevivido un autorretrato muy conocido.
“No estimamos el precio de nada de la Colección Real, ya que nunca lo venderemos -indicó Reynolds-, pero esta es una obra rara debido a su procedencia ininterrumpida, excepto durante unos 20 años durante el interregno cuando fue adquirida por un hombre llamado Banks que rápidamente lo devolvió a la Corona después de la restauración”.
La obra recién atribuida fue descubierta por curadores del Royal Collection Trust como parte de un proyecto de investigación dirigido por el historiador del arte Niko Munz centrado en rastrear pinturas esparcidas por Europa después de la ejecución de Carlos I en 1649.
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