El macabro hallazgo de seis cabezas humanas en una ruta que conecta los estados de Puebla y Tlaxcala pusieron de manifiesto la brutalidad de la guerra entre bandas criminales. El hecho se lo vincula directamente a la “ordeña” de ductos de Petróleos Mexicanos (PEMEX), una actividad ilícita.
El descubrimiento tuvo lugar en la carretera que une San Martín Texmelucan (Puebla) con Tlaxcala. Agentes de la policía local, alertados por una llamada anónima, se encontraron con una escena que es más común en los territorios del narcotráfico del norte o la costa del Pacífico.
Había seis cabezas apiladas en el asfalto. Junto a ellas, un mensaje de una banda criminal, conocido como “narcomensaje”, que no dejaba lugar a dudas sobre el motivo de la masacre.
El texto, sin medias tintas, señalaba que se trataba de una venganza entre grupos dedicados al robo de gas LP.
La práctica conocida como “huachicol” se convirtió en una de las principales fuentes de ingresos para los grupos criminales en el centro del país. Esta actividad, que consiste en perforar los ductos de PEMEX para sustraer combustible, paso de un negocio local a una red criminal altamente organizada.
El control de estas rutas de distribución ilícita genera disputas territoriales que, como se vio en este caso, se resuelven con una crueldad extrema.

A diferencia de lo que sucede en estados como Sinaloa, Guerrero o Michoacán, donde la agresividad se asocia principalmente al tráfico de drogas y los carteles tradicionales, en la región central del país, la guerra por el combustible provocó un repunte de los actos de violencia.
Escalada de violencia
Este hecho no es un incidente aislado, sino que se enmarca dentro de una escalada generalizada de la violencia en el país. En las últimas semanas, diversos hallazgos de restos humanos conmocionarón a la sociedad mexicana.
En Colima, por ejemplo, se encontró una osamenta en una zona boscosa. En Jalisco, el grupo Madres Buscadoras descubrió una fosa clandestina con una veintena de cuerpos. Y en Sinaloa, cuna del crimen organizado, se halló otro entierro clandestino con un número similar de cadáveres, cinco de ellos decapitados.
Fuente: El Litoral

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