El primer triunfo oficial en los circuitos mundiales de tenis después de casi cinco meses de inactividad por la pandemia de Covid-19 quedó en manos de una argentina.

Nadia Podoroska. La rosarina venció por 6-3 y 6-1 a la húngara Reka-Luca Jani en la primera rueda de la clasificación del torneo de Palermo del circuito WTA, mejoró su registro de 2020 a 22 éxitos y 3 derrotas y se acercó al cuadro principal de un certamen que tiene a una participante infectada de coronavirus.

“Estoy muy contenta con la posibilidad de volver a jugar. Al principio estuve muy nerviosa, tensa, porque llevaba mucho tiempo sin competir. Pero fui llevándolo muy bien. Y a medida que fueron pasando los minutos tuve mejores sensaciones”, explicó Podoroska para LA NACION desde Italia.

Mientras una buena parte de las miradas apunta a lo que sucederá en el Abierto de Estados Unidos, que tendrá lugar en la muy afectada Nueva York entre el 31 de agosto y el 13 de septiembre, el tenis volvió al ruedo en Paler-mo (el certamen repartirá 202.250 dólares en premios y se desarrolla sobre polvo de ladrillo). Podoroska, 172ª en el ranking mundial y ya clasificada para los Juegos Olímpicos de Tokio, superó a la húngara Jani en una hora y 16 minutos. En la siguiente instancia de la clasificación (debe ganar tres compromisos para llegar al cuadro prin-cipal) se medirá contra la belga Ysaline Bonaventure (122ª).

El último partido oficial de “Peque” Podoroska, ganadora de la medalla dorada en los Juegos Panamericanos Lima 2019 y que suele hacer base en Europa para jugar más campeonatos (desde hace más de un mes se entrena en Alicante, España), había sido en marzo, en el W25 de Irapuato, México, un torneo que resultaría suspendido a raíz de la Covid-19. La argentina de 23 años cambió Rosario por España y pudo viajar desde Ezeiza merced a su visa de estudiante y a que reside en el país europeo durante varios meses por año. Sus entrenadores son sus compatriotas Juan Pablo Guzmán y Emiliano Redondi.

Una “burbuja” por la Covid-19
Con la cancelación del certamen masculino de Washington, el tenis reaparece con el femenino de Palermo y capta la atención, ya que resulta la reapertura de la actividad desde marzo. La paradoja es que el regreso es en Italia, uno de los dos países europeos más golpeado en los primeros tiempos de la pandemia. El Country Time Club, de la capital de la región de Sicilia, es el escenario de esta competencia.

No obstante, se encendió la alarma cuando una jugadora dio positivo en los tests de detección de Covid-19 antes del certamen. No se reveló la identidad de la tenista, que no presentó síntomas y que, lógicamente, no tomará parte del torneo. “La eficacia de los protocolos y los controles nos han permitido detectar un caso entre las jugadoras que llegaron a Palermo”, anunció el profesor Antonio Cascio, consultor en la cuestión del coronavirus.

Medios italianos aseguraron que la búlgara Victoriya Tomova (130ª del mundo) es la afectada. La WTA se limitó a explicar que su baja de la clasificación se debió a una “enfermedad”. En su lugar ingresó la chilena Daniela Seguel (221ª). “La citada jugadora, mientras esperaba los resultados de los tests, estuvo en todo momento en su habitación de hotel”, advirtieron los organizadores.

Con la croata Petra Martic (15ª) como máxima favorita, el campeonato insular recibe a ocho de las primeras 30 raquetas de la WTA. La cantidad permitida de espectadores, que estarán sólo en el estadio central, es, desde luego, escasa: 350 personas por día. Simona Halep, la número 2 del mundo, iba a ser la principal candidata, pero la rumana se dio de baja en las últimas horas debido a las limitaciones que impuso el ministerio de salud italiano a los visitantes de su país. Llamativamente, Italia tampoco permite el acceso a personas provenientes de Bulgaria, de donde es originaria Tomova, la supuesta contagiada de Covid-19.

Esta semana, las deportistas viven en una suerte de “burbuja”. Al llegar a la isla, fueron trasladadas en un auto oficial del torneo, con la obligación de usar una máscara. Durante el trayecto no estaba permitido el uso de aire acondicionado y las ventanillas debían estar bajas. ¿Con cuántos acompañantes pudieron viajar? Uno, según contó Podoroska. “Yo lo hice con Redondi, uno de mis entrenadores”, detalló.

Con información de La Nación

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