Las familias salteñas intentan evitar la ejecución de las hipotecas sobre sus viviendas. Cuatro historias muestran las consecuencias del sistema de créditos hipotecarios que promovió el macrismo.

Por Martín van Dam /Salta 12

Verónica pidió un crédito UVA en el Banco Nación para construir su casa en Cafayate y consiguió que le presten un millón de pesos. Un año después, cuando comenzó a pagar el crédito, ya debía 1,5 millones de pesos, y tenía una hipoteca sobre la casa y el terreno que habían adquirido con sus ahorros.

Jimena, en cambio, optó por el Plan Ahorro Joven. El millón y medio de pesos que le prestaron le alcanzó apenas para comprar una casa en mal estado en el barrio Santa Ana I y ahora no tiene los recursos para ponerla en condiciones.

Cintia y Mara ingresaron al Procrear UVA en los desarrollos urbanísticos de El Huaico y Talavera, respectivamente. A Cintia le prestaron 1,5 millones de pesos, ya pagó 270 mil pesos y ahora debe casi prácticamente el doble. Mientras tanto, Mara tuvo que pelear para que les respetaran las condiciones originales del préstamo, y aún así paga una tasa de interés que es el doble de la convenida, y en solo 8 meses el capital le aumentó medio millón de pesos.

La situación de las familias que se endeudaron a través del sistema de Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) es una bomba que está a punto de estallar. La decisión del gobierno nacional de congelar el aumento de la cuota pero no del capital hasta fin de año no hizo más que postergar el problema para más adelante.

Pese al anuncio que hizo Mauricio Macri en el debate presidencial de que a partir del año que viene las actualizaciones de los créditos UVA serán por salarios y no por inflación, muchas familias temen que les hipotequen la vivienda por no estar en condiciones de pagar la cuota.

Mientras tanto, el diputado provincial salteño Mario Moreno (Memoria y Movilización – Capital) presentó un proyecto de ley para evitar que sean subastadas las viviendas familiares que hayan sido adquiridas con créditos UVIS, UVA y/o PROCREAR “hasta tanto sea modificada la Ley”. La iniciativa responde a un pedido de Hipotecados UVA, el grupo de whatsapp que nuclea a las familias que construyeron o adquirieron su vivienda a través de este sistema.

Salta/12 recopiló cuatro historias que muestran el fracaso de la política de viviendas del macrismo, que destruyó los créditos Procrear del kirchnerismo, desfinanció al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) y forzó a la clase media a endeudarse a través del sistema UVA, insostenible con los altos niveles de inflación.

Desembolsos en pesos, crédito en UVAs

Verónica Torrejón y su esposo tienen un pequeño hostal en la localidad turística de Cafayate, ubicada en los Valles Calchaquíes salteños. Sin embargo, no tenían una vivienda familiar propia, así que alquilaban una casa en la que vivían con sus dos niños, de 7 y 3 años. Con el sueño de tener su vivienda, intentaron anotarse en diferentes créditos, pero no calificaban por ser propietarios del inmueble que explotaban comercialmente.

Finalmente, consiguieron que el Banco Nación les diera un crédito UVA Particular para la Construcción. Verónica y su grupo familiar se habían comprado un terreno y habían ahorrado para financiar parte de la construcción, pero les faltaba un millón de pesos, que fue el préstamo que solicitaron.

“Hasta ese momento no entendía nada de lo que era el UVA, pero nos mostraron una cuota de 7.500 u 8.000 pesos por 20 años y nos venía al pelo”, confiesa Verónica. A lo largo de 2018 fueron construyendo su casa, certificando los avances y habilitando los desembolsos. Fueron tres entregas, todas valuadas en pesos y sin actualizar, mientras el crédito iba subiendo producto del ajuste de las UVAs por inflación.

Transcurrido el año de gracia, a la hora de empezar a cancelar la deuda, el préstamo de $1.000.000 se había transformado en un pasivo de $1.500.000, y la primera cuota ya superaba los 12 mil pesos, y no los 8 mil que habían visto en la página web del plan. 

“Ahora estamos pagando 13 mil porque se congeló, pero no me quiero ni imaginar cuánto voy a tener que pagar en enero porque la cuota sube entre 500 y 1000 pesos por mes”, se lamenta Verónica.

“Cuando vos firmás no te explican nada. ¡Pero es tu casa! Y cuando a vos te dicen que calificás, vos firmás. Y cuando te prometen una inflación que no va a superar el dígito, imagínate… y no pasó eso. Esa es la sensación que uno tiene: te prometieron una cosa y salió todo por el otro lado”, se queja la emprendedora cafayateña.

Un crédito que apenas alcanzó

Con sólo 17 años, Jimena Albeza se mudó de su Orán natal a la ciudad de Salta, para estudiar Trabajo Social. Se recibió, empezó a trabajar en el Hospital del Milagro y, cansada de alquilar, empezó a buscar alternativas para tener su casa. El hecho de no estar casada ni tener hijos le entorpeció la posibilidad de acceder a un crédito Procrear o a una casa del IPV.

Así fue como terminó inscribiéndose en el plan Ahorro Joven, pensado para personas de entre 18 y 35 años. Habiendo sido seleccionada por un sistema de puntaje, empezó a ahorrar las 350 UVAs por mes que le exigía el programa durante un año como ahorro previo. Ese ahorro que a principios de 2018 le significaba poco más de 7.500 pesos por mes, terminó siendo prácticamente el doble un año después y Jimena acabó pagándolo con la ayuda de su familia.

Pero lo más difícil fue encontrar una vivienda cuyo precio no superara el monto del crédito. Como la cuota no podía superar una cuarta parte de los ingresos de Jimena, el crédito fue de 670 mil pesos, que llegaban al millón y medio de pesos gracias al ahorro previo y al subsidio del Estado.

Jimena demoró cuatro meses paras encontrar una casa que pudiera comprar con ese presupuesto y lo consiguió luego de regatear el precio de una vivienda en malas condiciones en el barrio Santa Ana I, ubicado en la zona sur de la capital salteña.

“Yo le tengo que hacer un montón de arreglos a la casa”, asegura Jimena mientras enumera el listado de tareas para poner en condiciones su vivienda. La apuntala su novio, que vive con ella, recientemente despedido de un correo privado y que hace changas para colaborar con el hogar.

Jimena muestra en la banca electrónica de su teléfono su caja de ahorro que está en cero y una importante deuda en su tarjeta de crédito.

“Como trabajadora social creo en el Estado. Si las empresas privadas estafan, uno cree que el Estado no debería estafarnos”, se ríe Jimena con un dejo de decepción en la mirada. Y ensaya una solución: “hay que salir del UVA, el problema es cómo. Si salimos de golpe a como están los créditos personales con tasas del 60%, ¿cuánto voy a pagar?”.

La trabajadora social reconoce que todavía puede pagar la cuota del crédito, pero entiende que en algún momento se va a hacer insostenible. “No quiero esperar a no poder pagar para hacer algo al respecto”, concluye.

Una deuda que no para de crecer

El caso de Cintia Ferreyra es una clara muestra de lo que ocurre con los créditos en UVAs: le prestaron 1,5 millones de pesos, ya pagó más de 270 mil pesos y ahora su deuda con el banco supera los 2,7 millones de pesos.

Cintia es ama de casa, tiene 38 años, y está casada con un empleado del Correo Argentino con quien tiene dos hijos de 19 y 21 años. Estuvieron 10 años anotados en el IPV pero no tuvieron la fortuna de salir sorteados. Dejaron de estar inscriptos en el instituto cuando, a mediados de 2017, el gobierno nacional obligó a todas las familias cuyos ingresos superaran los 16 mil pesos, a pasarse al Procrear-UVA. El esposo de Cintia ganaba 17 mil pesos, y pagaban un alquiler de 10 mil pesos.

Por eso se alegraron cuando les dijeron que, si salían sorteados, podían acceder a uno de los dúplex del barrio El Huaico y pagar una cuota de 8 mil pesos.

Todo fue muy rápido: “nos llamaron un miércoles para decirnos que nos iban a mostrar la casa el jueves y el viernes ya estaba la carpa armada para entregarnos la casa con toda la comitiva”: el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, y el secretario de Vivienda de la Nación, Iván Kerr, encabezaron el acto que fue en la puerta de la casa de Cintia.

Para pagar el dúplex de 75 metros cuadrados, a su familia le prestaron 71 mil UVAs a devolver en 30 años con una tasa de interés de 4,5%, que para fines de 2017 eran 1,5 millones de pesos. La primera cuota ya fue de 9 mil pesos, y un año y medio después ya pagaba 17.500 pesos. “Porque está congelada”, aclara Cintia, que estima que deberá pagar más de 19 mil pesos a partir de enero, cuando se terminen los efectos de la resolución nacional.

“Estamos peleando para salir del UVA, porque el tema es que nos vendieron una vivienda social, y que íbamos a pagar como un alquiler. Ojalá me hubiesen dado una vivienda del IPV”, se lamenta Cintia.

Cambio de reglas

En el edificio Talavera hay 113 departamentos que fueron construidos exclusivamente para beneficiarios de los créditos Procrear-UVA.

Mara García, terapista ocupacional de 45 años ocupa uno de ellos junto a su marido diseñador gráfico y a sus tres hijos de 6, 12 y 13 años.

Desde que volvió de Buenos Aires, Mara se inscribió sin suerte en todos los sorteos del viejo Procrear. En junio de 2017 su familia salió sorteada para uno de los dúplex del Desarrollo Urbanístico Talavera.

“Imaginate la alegría: dejamos de alquilar, dejamos de preocuparnos cada dos años de ver a donde mudarnos y desembolsar plata que uno no tiene para entrar”, relata Mara sus expectativas.

Supuestamente, el crédito sería con el Banco Hipotecario, con una cuota de entre 7 y 8 mil pesos, ya que la propiedad estaba valuada en 1.591.000 pesos, con una tasa de interés entre el 3,5% y el 4,5%. Pero pasaron cosas.

Procrear demoró un año en entregar los departamentos, pese a que ya estaban edificados. “Lo que nos explicó Ivan Kerr es que necesitaban recuperar la plata que habían invertido en la construcción porque eran fondos de la ANSeS” explica Mara, y agrega que “para ello, nos vendieron al Banco Santander; ellos tuvieron la plata para reponer en el ANSeS y nosotros quedamos a la buena de Dios”.

El valor de la propiedad pasó de 1,5 a 2,1 millones de pesos e hicieron falta numerosas protestas para que el Estado nacional aceptara desembolsar un subsidio de 600 mil pesos para que volviera a su tasación original. Sin embargo, el Santander les subió la tasa de interés al 7,8%.

“A mí me prestaron el 13 de febrero de este año 1.484.000 pesos y ya el 11 de octubre estoy debiendo 1.912.000 pesos” se queja la terapista ocupacional y agrega que “si yo tengo un préstamo a 30 años y en 8 meses ya me aumentó medio millón de pesos, imagínate lo que va a pasar”.

“Hay personas que ya deben 3 o 4 cuotas, que la están pasando muy mal y que le van a ejecutar la casa en cualquier momento. En muchos casos, la morosidad no se ve porque uno reduce la calidad de vida y lo primero que hacés es sacar la plata para pagar la cuota o porque te la descuentan por débito automático”, explica Mara, haciendo referencia a los relatos de otros Hipotecados UVA en el grupos de whatsapp.

“Este es un plan que, en realidad, en otros países del mundo que no son la Argentina anda bárbaro. Lo que pasa es que Macri decía que el UVA era lo mejor que podía pasar porque la inflación iba a llegar a un dígito”, concluye y se excusa: “¿Cómo no le voy a creer al presidente de la Nación?”.

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