Un ladrón solitario y armado asaltó un micro de la Línea 15 en barrio Santa Marta. Se llevó billeteras y celulares. “Pensé en mi familia, en mi esposa y en mis cinco hijos”, confesó el chofer.

Por Joaquín Fidalgo                                                                                          Fuente: El Litoral

Adrián Dángelo tiene 50 años y se pasó la mitad de su vida arriba de un colectivo. Es chofer de la Línea 15 y este sábado por la mañana sufrió el primer robo en lo que lleva de profesión. “Cuando sentí el caño apoyado en mi nuca lo primero que se me cruzó por la mente es mi familia, mi esposa y mis cinco hijos”, dijo cerca del mediodía, ya en la parada de la empresa y rodeado de todos sus compañeros, que decidieron parar el servicio para reclamar seguridad.

Como habitualmente desde hace 25 años, Adrián partió este sábado de la base, ubicada en inmediaciones del Parque Industrial santafesino, en el extremo noroeste de la ciudad.

“Salí aproximadamente a las 7.40 y cinco minutos más tarde pasó todo esto, cuando ya había más de 20 pasajeros a bordo. Un tipo me hizo seña en Misiones y Carranza (barrio Santa Marta), me detuve y él subió. Me dijo que había tenido un problema con la tarjeta y pidió que lo lleve. Le expliqué que no podía, pero se metió igual por el pasillo y ‘mangueó’ hasta que una mujer le dijo ‘yo te pago’. Entonces sacó un arma, fue hasta mi asiento y me apoyó el caño en la nuca”, recordó el conductor en diálogo con El Litoral.

“Yo amagué a levantarme para tratar de hablarle -agregó-, pero me frenó en seco. Me dijo: ‘No te movás gil de mierda. ¿A quién le ganaste? Quedate quieto porque te meto un plomo en la cabeza’. Me apuntaba a mí y también a los pasajeros. Es impresionante la impotencia que se siente en momentos como ese. Recién ahora cae la ficha y te das cuenta de que tu vida está en manos de ellos. En un segundo aprieta el gatillo y chau”.

Adrián no logró ver al delincuente, pero algunos testigos lo habrían reconocido como un sujeto del barrio. “No lo pude observar bien, porque subió con capucha y después no dejaba que lo mire”.

El ladrón fue butaca por butaca para recolectar billeteras y teléfonos celulares, con el colectivo todavía detenido. Luego, insultó al chofer y escapó corriendo hasta perderse. “Apreté el botón de pánico, pero la policía demoró en llegar. Yo tuve que seguir viaje, por pedido de la gente que tenía que llegar a trabajar. La policía recién me alcanzó en el metrobús, en Azcuénaga y Blas Parera. ‘Tarde muchachos’, les dije”, relató.

Dángelo recibió todo el apoyo de sus compañeros. Se reunieron en la parada y decidieron cortar el servicio para reclamar acciones que mejoren la seguridad en los recorridos.

“Igual vamos a tener que continuar. No queda otra que seguir. La solución tiene que venir de ‘arriba’. Nosotros tenemos que agarrar fuerza y ponernos en las manos de Dios. Le doy gracias a Él porque me salvó. Si ese tipo apretaba el gatillo, hoy sería una estadística, pero Dios estuvo conmigo. Pude morir, pero afortunadamente lo puedo contar”, afirmó.

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