La organización ambiental El Paraná No Se Toca denuncia que “no hay datos” sobre la fauna del río. La sequía producto de intervenciones antrópicas , las consecuencias de los incendios intencionales, la fumigación con intóxicos  y la expansión de áreas cultivables con soja transgenica, determinan un combo fatal.

La bajante histórica que atraviesa el río Paraná desde hace más de dos años tiene muchas aristas. La organización ambiental El Paraná No Se Toca difundió en las últimas horas una serie de imágenes que preocupan y encienden las alarmas.

Las tomas aéreas fueron tomadas por una persona afín a los ambientalistas y muestran la situación de una laguna isla adentro, a la altura de Rosario. La postal es desoladora: miles de ejemplares muertos por la bajante.

Jorge Bártoli, integrante de El Paraná No Se Toca, aseguró en diálogo con La Capital que este quizás sea el momento más crítico desde el inicio del descenso del agua a fines de 2019.

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En ese sentido, sentenció que “el dato más relevante es que no hay datos”. Según precisó, ningún organismo del Estado “está relevando la afectación de la fauna y la enorme biodiversidad de la isla, empezando por los peces”. Si bien en la temporada estival que por causas naturales haya cierta mortandad de peces por temperaturas elevadas o escasez de oxígeno en el agua este escenario es prolongado y atípico.

“El valle de inundación está absolutamente descubierto de agua. En nuestra zona el Paraná lo cubre cuando la altura llega a los dos metros y medio aproximadamente. Es algo que hace muchísimo que no sucede, es una llanura descubierta de agua y la mayoría de las lagunas están absolutamente secas”, detalló Bartóli.

Desde la organización critican además que a la falta de estadística se le suma también la falta de “criterios de recomposición elementales” para cuando el agua comience a recuperar su nivel. Como por ejemplo criterios respecto a la carga de ganado, habilitación de la temporada de caza, los pasos para facilitar la recomposición del medio ambiente, entre otros.

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Por otra parte, destacaron que entienden que la pesca es un tema extremadamente delicado porque viven de ella miles de familias de pescadores de la zona. “La fauna ictícola está diezmada por las condiciones del río, la bajante que impide la reproducción de los peces desde hace muchos meses y por la sobrepesca fundamentalmente motorizada fundamentalmente por el negocio de la exportación del pescado de ríos”, indicó Bártoli.

No solo los peces se ven afectados, también aves, mamíferos y reptiles se encuentran diezmados. “En algunos lugares la fauna está prácticamente desaparecida”, sentenciaron. Hace algunos días, por ejemplo, un grupo de voluntarios rescató a las tortugas que habían quedado atrapadas en el barro en la laguna Juan de Garay, más conocida como laguna Bedetti.

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Por último, el referente de El Paraná No Se Toca recordó que las quemas en las islas, que suceden constantemente, son otro de los causantes del impacto a la fauna del Paraná. Sin responsables y sin Ley de Humedales, la situación del río es cada vez más crítica. Al combo fatal que representa la bajante y la quemas, también se le suma la impunidad.

Con info de UNO Santa Fe

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