Las dos corrientes internas del socialismo santafesino no ocultaron sus reparos ante el reciente pedido de radicalismo de avanzar con una coalición entre progresistas y Juntos por el Cambio (JxC). Y, en ese sentido, pendularon de la convocatoria a revitalizar la coalición que durante doce años gobernó la provincia al firme rechazo a compartir una construcción política con el macrismo.

El jueves pasado, los radicales Felipe Michlig, Maximiliano Pullaro, Carlos Fascendini y Mario Barletta, entre otros, emitieron un mensaje conjunto que pareció ponerle fin a la experiencia del Frente Progresista (FPCyS) y de Juntos por el Cambio. E instaron a avanzar con otra construcción amplia y en forma mancomunada con la UCR nacional.

El socialismo, que navega en aguas turbulentas desde la derrota electoral de junio de 2019, acusó recibo de la movida radical. “No tenemos ningún problema en aglutinar fuerzas para revitalizar el Frente Progresista, pero no nos sumaremos a un planteo que signifique un rejunte político. Hay que mejorar el espacio a través de un programa concreto de propuestas y gestión”, deslizaron a La Capital en el entorno del ex gobernador y actual presidente de la Cámara baja provincial, Miguel Lifschitz.

Si bien admitieron la posibilidad que radicales enrolados en Juntos por el Cambio puedan retornar al FPCyS, fueron tajantes respecto de una eventual inserción del socialismo en las filas macristas: “Es un claro límite”. También hicieron hincapié en que el proyecto deberá encolumnarse detrás del “liderazgo de Lifschitz”.

Los radicales santafesinos apuestan a un frente amplio que constituya una alternativa a los gobiernos provincial y nacional, lo que implicaría actuar juntos en las próximas elecciones (mitad de mandato) y tender puentes con los partidos que conforman el FPCyS y el macrismo.

Incluso, un eventual acuerdo podría allanarle el camino a Lifschitz hacia una candidatura a senador nacional. Pero el estado de situación interna en el Partido Socialista (PS) provincial es otro factor a tener en cuenta.

“En el socialismo hay diferentes miradas sobre el futuro y la política de alianzas. No compartimos en absoluto participar de un acuerdo con Juntos por el Cambio, espacio que gobernó el país en los últimos cuatro años y que representa al establishment y las corporaciones”, advirtió a este diario Eduardo Di Pollina, referente del sector denominado Bases.

En ese sentido, el dirigente agregó: “Concebimos al socialismo como una fuerza que está del lado de las mayorías nacionales, de los trabajadores. Y el macrismo dejó a la Argentina en ruinas. Estamos en las antípodas de una propuesta de la derecha conservadora”.

Además, el PS renovará el 18 de abril próximo autoridades nacionales y provinciales. “Nos presentaremos en los dos ámbitos. En ese contexto se definirá la conducción del partido y su perfil. Hay quienes promueven una estrategia que no aceptamos de ningún modo”, se desmarcó Di Pollina de sus rivales internos.

En 2019, ya consumada la derrota del FPCyS en la provincia y luego de ligar al binomio Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey a “la derecha conservadora” (que contó con el respaldo de Lifschitz), Di Pollina mantuvo un encuentro con Alberto Fernández, entonces candidato a presidente del Frente de Todos (FdT).

Después, Bases recurrió a la Justicia federal —con competencia electoral— en pos de reanudar el cronograma de comicios en el PS, que en marzo de 2020 había quedado en suspenso con la entrada en vigencia de la cuarentena dispuesta para frenar la pandemia de coronavirus.

Por lo pronto, en Bases lucen dispuestos a dar un debate ideológico en las urnas, lo que alejaría toda chance de acuerdo de unidad en el socialismo antes de los comicios de abril. Los meses por venir serán determinantes para el PS.

Con información de La Capital

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