El velocista Eric Arnold se embarcó en una nueva ilusión que podría clasificarlo al Mundial si logra una buena marca.

Por Juan Diego Ferrante

Del 21 al 27 de abril, la ciudad chilena de Concepción será escenario de los Juegos Sudamericanos Universitarios. Una cita que presentará a aquellos atletas que además de jugársela por el deporte, estudian una carrera pensando en su futuro. De todas maneras esto no es un condicionante para ser de élite, algunos de ellos con trascendencia mundial.

Justamente uno de los que se ilusiona con codearse con ellos es el santafesino Eric Arnold, quien fue designado para formar parte de la delegación nacional en atletismo corriendo los 100, 400 y la posta 4×100 metros. Amén de lo que significa representar al país, el exponente del club Velocidad y Resistencia es consciente de que si logra alcanzar algunas marcas, puede clasificarse al Mundial de la misma tónica, haciendo que sus expectativas sean mayúsculas.

Por si fuera poco, tendrá por delante sobre la fecha el Nacional federado en Concepción del Uruguay, que podría permitirle tener un plus en su preparación. Sin embargo, tiene un gran escollo por delante: lo económico. En una economía de guerra como la argentina, hablar de dinero siempre causa escozor, mucho más cuando es para un uso inherente a lo esencial. Por lo que se necesita de un aporte externo y un esfuerzo paralelo para alcanzar el cometido.

“Me estoy entrenando bien. Desde el año pasado me vengo preparando para este torneo pensando que hay chances para clasificar al Mundial, que serán un par de meses después del Sudamericano. Tengo expectativas de llegar a un podio o al menos mejorar marcas”, le confesó a UNO Santa Fe Arnold, quien además de entrenar y estudiar trabaja en un gimnasio y dando clases particulares de preparación física.

Es algo importante, porque lo tomo como un premio a una persona que entrena en alto rendimiento y que a la vez está estudiando una carrera, que es el requisito para participar“, acotó.

Cuando una persona se mete de lleno, se ilusiona con trascender y vivir del deporte, se termina volviendo una forma de vida. Pero cuando la realidad aparece, no queda otra que aggionarse y buscar alternativas. Justamente Eric puede dar fe del sacrificio que significa hacer lo que a uno tanto le gusta: “Mucho tiempo para mí no tengo. El tiempo que tengo es cuando entreno, algo que disfruto un montón. Quizás puede haber algún lugarcito para hacer algo distinto los fines de semanas, pero hasta ahí nomás, porque no se puede ceder tanto si querés estar siempre bien. Estoy estudiando y eso te demanda aparte entre cuatro y cinco horas diarias, más las cinco horas de laburo, entonces agregarle eso al entrenamiento hace que todo se torne más pesado”.

El trabajo es primordial. Es una responsabilidad y siempre hay que cumplir. Hoy no podés darte el lujo de dejarlo ir. En mi caso, empecé a trabajar para poder seguir entrenando y bancándome los gastos, porque mi familia no puede afrontar todo. Lo bueno es que llevo la carrera (educación física) al día y solo me falta una materia para recibirme (ISEF N°27). Así que tengo que priorizar todo”, comentó.

Es un torneo singular este Sudamericano, porque sin que los atletas se den cuenta, les puede abrir la puerta a algo increíble: “Lo que tiene este Sudamericano es que si hago una buena performance, puedo ser tenido en cuenta para el Mundial, mucho más si me acerco a la marca mínima en mis pruebas. Aparte lo bueno es que dichas plazas serían cubiertas económicamente. En cambio en este cada uno debe costearse todo“.

“Mi fuerte son los 100 metros, pero después la prueba alternativa de los 400 metros. Tengo ilusiones de hacer algo importante. Si llego a lograr mi mejor marca puedo pelear por estar en la pelea por una medalla. También en la posta, que viene mejorando. El año pasado en Brasil quedamos cuartos, a muy poquito de entrar al podio. Las expectativas son grandes”, contó.

Lo bueno sería enfocarse de lleno en la preparación, pero no le queda otra que enfocarse también en la recaudación de fondos, que rondan los 30.000 pesos: “Hay que pagar 260 dólares, más los pasajes, que son aproximadamente 20.000 pesos. Son aéreos. Averigüé la alternativa de viajar en colectivo, pero no hay desde Santa Fe, demandando en algunos casos de muchas combinaciones, pero justo no había para esas fechas. Se me hizo imposible y por eso tengo que ir en avión. Estamos viendo la posibilidad de hacer un beneficio de rifas con mi familia, donde pondremos varios premios en juego. Si son como donativo mejor (risas). La idea es que el incentivo sea importante para que la gente se sienta más a gusto con el aporte”.

“El año pasado (para el Panamericano) vendimos 300 docenas de alfajores con una recaudación buenísima, pero hasta el último día estuve repartiendo. Cómo será que cuando volví de competir seguía cumpliendo con los pedidos. Una locura. Era andar por todo Santa Fe recorriendo. Muy complicado, pero dio sus frutos. Alcanzó con lo justo. Hoy optamos por algo quizás más accesible para la gente que quizás no cuenta con demasiado para aportar. Necesitaremos vender más, porque sabemos que no está fácil la cosa“, expuso.

“Pese a las dificultades, yo no pierdo la motivación todavía, porque este tipo de desafíos no se presenta todos los días y representar al país no lo podés desaprovechar. Entonces hay que hacer «lo que sea» o por lo menos intentar llegar”, concluyó.

 

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