En junio se vence el contrato y sobrevuelan los fantasmas de Gamba (libre) y Soldano (mal vendido). La idea es comprar la mitad del pase y mejorar el salario: por ahora están lejos.

Por Darío Pignatta

#Incorporaciones2017. Franco Fragapane (ex Arsenal) y Luciano Balbi (ex Valladolid de España) firmaron su vínculo y mañana llegan a Santa Fe”, comunicaba Unión el 24 de agosto de 2017 en sus cuentas oficiales de redes sociales. Hoy, a pocos meses del final del vínculo por dos años, la dirigencia tatengue intenta gambetear los fantasmas de Lucas Gamba (libre) y Franco Soldano (mal vendido). Es que en un puñado de meses, si no hay avances, Fragapane quedará libre y Unión no verá un solo peso.

El “Moncho” Ruiz, viejo conocedor del Mundo Arsenal, se lo marcó desde el vamos a Leo Madelón. Y el recién llegado Jonathan Bottinelli también levantó el pulgar: venía de jugar con Fragapane en el Viaducto de la familia Grondona.

 

 

El plan del cuerpo técnico de Unión —que siempre mira a futuro— era muy claro: “Tenemos que ir buscando un reemplazo para Lucas Gamba, porque se viene el final de su contrato en poco tiempo. O el club lo vende o queda libre, pero sabemos que se va”.

 

Desde el vamos, cuando el “Moncho” Ruiz lo busca era clonar en Franco Fragapane a Gamba como punta por afuera con un “9” de área por adentro (que por ese entonces era Franco Soldano). “Se lo dijeron claramente al jugador: puntero derecho en el viejo lenguaje”.

 

Claro que, como alguna vez escribió Dante Panzeri, el fútbol tiene esos llamados “accidentes”. Y pasó en Unión, casualmente en un partido contra Huracán en el Ducó como se viene este sábado: el titular indiscutido del carril era Claudio Aquino (ex Belgrano e Independiente de Avellaneda, entre otros), pero ese día se lesionó y nunca más fue el que amagó. Incluso, desapareció de la consideración de Madelón por cuestiones extrafutbolísticas.

 

Entonces, ese jugador que había llegado como “suplente” de recambio para Lucas Gamba se hizo titular a los porrazos. Y la verdad que mal no le fue: se acomodó rápido al carril, a la banda, a la línea.

 

Fue la rueda de auxilio ante el “accidente” de Aquino y se empezó a ganar un lugar en la consideración de todos: del entrenador, de sus compañeros, del periodismo y de la gente. Conclusión: el ex Boca y Arsenal “se hizo” carrilero en Santa Fe.

 

A pesar del doblete a los tucumanos y que hoy es el goleador del equipo, Franco Fragapane fue brutalmente honesto: “La verdad, juego donde me necesiten. Pero si es por sentirme cómodo, no me gustar jugar de delantero. Me gusta arrancar de atrás, como carrilero”.
Hoy, con esas corridas largas de patas cortas, es la figura del Tate en esta Superliga. Corre muchísimo, como siempre —el chaleco GPS no miente—, pero ahora se le abrió el arco en el 2019.

 

Una vez más, Leo Madelón potenciando un jugador de “dos pesos con cincuenta” como se dice habitualmente. Una vez más, el ídolo/entrenador dejando en claro que es lo mejor que le pasó a este club en los últimos años.

 

Ahora bien, así como no miente el GPS de rendimiento con Fragapane, tampoco miente el almanaque: en un puñado de meses se termina el contrato firmado hace dos años. Lamentablemente, ya se sabe cómo son los finales de estas novelas en Unión: terminan mal (Soldano, pésima venta) o muy mal (Gamba libre). Y Unión sigue sin hacer “un buen negocio”, considerando que pocos conocían a Fragapane y hoy es un jugador competitivo de la Superliga, apetecible para cualquier equipo en condiciones normales. Ni hablar si lo ofrecen “libre”, sin club, con el pase en la mano.

 

¿Qué hizo —esta vez— de distinto Luis Spahn en esta negociación para no perder a Fragapane?: abrió el juego a la llamada “mesa chica” y al propio mánager Martín Zuccarelli. Es decir, no se mandó solo, como con Lucas Gamba y Franco Soldano. Más vale tarde que nunca.

 

Hoy por hoy, la negociación para renovar el contrato de Unión con Fragapane está “trancada” como se dice. No va para atrás ni para adelante por estas horas.

 

Desde la representación del futbolista se exige una mejora “contundente” del salario y que la entidad de la Avenida López y Planes adquiera la mitad de la ficha. Y que el contrato tenga una cláusula “razonable” de salida. Por ahora, los números están lejos.
Incluso, por lo que pudo averiguar El Litoral, el propio presidente aceptó ofrecerle una propiedad a Franco Fragapane como parte de la negociación, algo que en un primer momento fue rechazado por el entorno del ex Arsenal que se hizo conocido en Unión.

 

“Lo sacamos por dos mangos”

 

Cuando Unión se fija en Franco Fragapane —formado en el interminable semillero de Boca Juniors—, al hoy carrilero tatengue lo manejaban empleados de las oficinas del desaparecido Eduardo Gamarnik (nada que ver con Cristian Bragarnik, el agente de moda en el fútbol argentino que representa a Leo Madelón).

 

En el “desbande de Sarandí”, los dirigentes de Arsenal exigieron un dinero para liberar a Fragapane. Y ese dinero salió de las arcas tatengues: “Fueron dos mangos, nada importante para lo que cotizan los jugadores de fútbol en la Argentina”.

 

Cuando Fragapane pasa de Arsenal a Unión decide cambiar de representante: abandona la oficina de Eduardo Gamarnik —falleció en octubre del año pasado— y se pone en manos del hermano del “Rayo” Menseguez que se llama Mauro y es agente de jugadores de fútbol.

 

Hoy por hoy, Unión (los dirigentes y Zuccarelli) hablan con Menseguez. No hay acuerdo y los números están lejos. Aunque esta vez Spahn se dio cuenta de no cometer los mismos errores.

Fuente: El Litoral

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