Tren Urbano dialogó con el periodista Ricardo Ragendorfer quien escribió este fin de semana en Tiempo Argentino la nota Escuchas ilegales: historia y ocaso de una obsesión PRO.

“El tema de las escuchas y su falta de control tienen que ver con la autonomía de los servicios de inteligencia en este país. No es un problema exclusivamente argentino, en Brasil voltearon una presidenta y articularon una maniobra para meter preso a un expresidente sin ningún tipo de pruebas.”

“Esto se enmarca en los que se ha dado en llamar lawfare, judicialización de la política, a través de una especie de triple alianza entre determinados medios de comunicación, determinados sectores de la justicia y determinados agentes de inteligencia.”

“Ahora se llama lawfare, pero este es un problema que arranca a fines del SXIX con la existencia misma de los servicios de inteligencia de los estados. En todos los lugares del mundo, en todos los tiempos, yo diría que los servicios de inteligencia son la cloaca del estado.”

“Ni bien Macri comienza su gestión en la ciudad de Buenos Aires en 2008 salta el asunto relacionado con Ciro James, desde ese momento resulta claro que el espionaje telefónico es una gran obsesión de nuestro presidente y de este gobierno en particular. Desde el comienzo de esta gestión se arregló el terreno para que sea posible, a través de la sesión de la potestad de las escuchas.”

“Luego del escándalo de Ciro James el gobierno de Cristina disuelve la Oficina de Observaciones Judiciales de la SIDE (OJOTA) que se encargaba de las escuchas y las pasa a la Procuración, en manos de Gils Carbó, que era una especie de garantía para cortar con el ejercicio indiscriminado de las escuchas telefónicas. Que por otra parte, era una de las cajas históricas de los servicios de inteligencia. Las escuchas telefónicas se encargaban y se comercializaban con fines que no tenían que ver precisamente con asuntos del estado.”

“Ni bien asume Macri se las saca a Gils Carbó y se las pasa a las Corte Suprema quien articula un organismo, la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco), encargado de manejar el asunto. Tardíamente, el entonces presidente de la Corte Lorenzetti se dio cuenta que la sesión de esas atribuciones eran una especie de presente griego porque todas las trapisondas que se cometían por cuenta del poder ejecutivo terminaban haciendo que fuese él quien de las explicaciones.”

“Entonces, desde abril de 2017 hay un constante tire y afloje de la Corte Suprema y la AFI que comienzan con las escucha a Parrilli de sus conversaciones con la expresidenta que comienzan a ser televisadas de una manera obscenamente profusa.”

“Ahí ya se empieza a advertir cuál es el método: la AFI pincha los teléfonos del prójimo, los medios de comunicación televisan esos diálogos captados ilegalmente y algún fiscal termina imputando a los protagonistas de esos diálogos por cuestiones tan variadas que van desde la comisión de un presunto delito al pronunciamiento de una mala palabra.”

“Acá estamos hablando del desplome del estado de derecho. Con respecto al problema del espionaje a través de las escuchas advierto que hay dos etapas, una en la que se inaugura este método con el cual se sorprende a la opinión pública que no sabe exactamente si está ante un delito o ante un recurso que revela una serie de delitos que son puestos al descubierto a través de estas finas maniobras de inteligencia. Eso ya es una etapa superada, puesto que por la causa que está llevando a delante el juez Ramos Padilla quedaron al desnudo las tramas del espionaje que utiliza este gobierno.”

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