La víctima vivió un calvario entre 2007 y 2012 hasta que logró denunciar la situación.

La Justicia federal de Santa Fe condenó a un proxeneta del barrio Yapeyú que entre el 2007 y el 2012 explotó sexualmente a quien fue su pareja, por medio de amenazas y golpes, en distintos prostíbulos del interior de la provincia Santa Fe y de Entre Ríos.

Se trata de Samuel Agustín Espindola (37), nacido en la provincia de Formosa y con residencia en el barrio Yapeyú, quien fue encontrado culpable por el delito de “trata de personas con fines de explotación sexual de una menor de edad, agravada por mediar violencia, amenazas, abuso de situación de vulnerabilidad de la víctima y por haber sido por una persona conviviente”.

La sentencia fue resuelta el pasado 7 de mayo por los jueces camaristas del Tribunal Oral Federal de Santa Fe, Luciano Lauría, María Ivón Vella y José María Escobar Cello, quienes impusieron 11 años de prisión efectiva a Espíndola, una pena que se ajustó bastante a lo que había solicitado el fiscal general, Martín Suárez Faisal, en su alegato cuando culminó el juicio que contó con el paso de 10 testigos (entre policías de Trata, psicólogas y familiares de la víctima).

La causa forma parte de una investigación que llevó adelante la Agencia de Trata de Personas de Santa Fe y que se tramitó en la Fiscalía Federal Nº 1 a cargo de Gustavo Onel, en la etapa de instrucción. La víctima, identificada como Y. N. A., se animó a denunciar al hoy condenado cuando este abusó sexualmente de uno de sus hijos. Ese luctuoso episodio fue el detonante para que la mujer tome coraje y declare contra su proxeneta por el infierno que le tocó vivir desde que lo conoció.

Menor y vulnerable

La relación entre Espíndola y la víctima surgió cuando ella tenía 15 años. Ambos se fueron a vivir juntos y con el correr del tiempo el sujeto, valiéndose de la situación de vulnerabilidad de su pareja y mediante amenazas, la obligó a ejercer la prostitución en distintos prostíbulos del interior de la provincia y también de Entre Ríos.

Los lupanares, situados en El Trébol (departamento San Martín); Gualeguaychú –Marilyn–; Chajarí, y Gualeguay. En tanto, en la ciudad de Santa Fe la joven debió ejercer la prostitución en Blas Parera frente al hospital Sayago.

A esos lugares la joven era trasladada en algunas ocasiones por Espíndola y en otras oportunidades por un tal “Roberto”, quien no logró ser identificado en la causa. En las whiskerías, la joven pasaba meses y tenía prohibido salir. En caso de que se negara a “trabajar con clientes” recibía amenazas por parte de su captor.

Así, durante cinco años estuvo la joven. Pero en enero de 2012 sucedió un hecho que puso punto final al calvario. No solo de ella, sino de sus hijos.

El abuso

“Cuando llegué a mi casa y vi que mi hijo, que en ese momento tenía un año y ocho meses, estaba todo lastimado producto de una violación por parte de su padre, entonces tomé la decisión de separarme de él pese a sus constantes amenazas y denuncié lo que había hecho a mi hijo”, testimonió la joven madre.

Con ese hecho, la víctima decidió denunciar a Espíndola y así culminar con los aberrantes malos tratos sufridos desde el 2007 cuando se puso en concubinato.

“En las oportunidades que me mandaba a trabajar mis hijos quedaban con él, cuando regresaba notaba que mis hijos tenían quemadura de cigarrillos, lastimaduras, moretones, producto de maltratos que él les daba”, llegó a declarar la joven en la causa.

Dos condenas

Sobre Espíndola no solo recae haber explotado sexualmente a su pareja sino que también por el abuso contra su hijo se inició una causa en la Justicia provincial que terminó con una condena de cuatro años de cumplimiento efectivo.

Esa sentencia fue resuelta en el Juzgado en lo Penal de Sentencia de la Primera Nominación de la ciudad de Santa Fe el 18 de marzo del 2013, un año después de que la madre del niño logró terminar con el martirio.

Fuente: Uno Santa Fe

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