Ocurrió el sábado por la tarde. “No me suelta, no me suelta”, gritaba el niño. Tres personas, entre ellas el dueño del animal no podían controlar al can. Ahora, espera por una cirugía que le reconstruya la zona afectada.

La reiteración de un hecho de similares características genera muchas veces que se naturalicen algunos episodios. Algo de eso ocurre con los ataques de perros en Santa Fe. Este sábado, se volvió a repetir la historia de un pitbull que mordió ferozmente -en este caso- a un niño de siete años.

Ocurrió el sábado, en Peñaloza al 10.000, norte de la ciudad. Máximo (así se llama el pequeño) salía de jugar un torneo de fútbol con un par amigos, acompañados por tres madres. Mientras esperaban que uno de los padres los pase a buscar por el lugar, los niños comenzaron a jugar en la vereda.

“No me suelta, no me suelta”, comenzó a gritar uno de los nenes. Yoana (una de las madres presente en el lugar) contó que en ese momento se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo: un perro pitbull, sujetaba ferozmente con su mandíbula a Máximo.

Si bien el can se encontraba detrás de una reja, en el interior de una vivienda, un pequeño espacio entre dicha reja y la pared, le permitió traspasar su cabeza al otro lado. “Lo agarró con los colmillos y dientes de adelante “, relató.

“Nunca viví algo así”, confiesa Yoana, quien además es enfermera. Preciso que lo sujetaba por debajo de uno de sus glúteos: “En ese momento sale el dueño (del perro), lo agarra de las patas y de los testículos; yo le pegaba y la mamá le intentaba abrir la boca, pero no lo soltaba”.

En declaraciones a la emisora LT10, la enfermera estima que el pitbull sujetó a Maximo por unos 20 segundos. “La mamá se descompensó. Le tapé la herida y un papá que venía del club nos levanta y nos lleva al hospital Iturraspe“.

Según dijo, los médicos del nosocomio le anticiparon que seguramente el pequeño necesitará de una cirugía plástica para reconstruirle la zona dañada debido a la profundidad de la herida.

Destacó que el dueño del animal estuvo presente en todo momento y se encontraba consternado por la situación. Si bien aseguraba tener los papales del pitbull al día, con las dosis de vacunas correspondientes, los profesionales aguardaban que el Cemafe entregue este martes la dosis antirrábica para colocársela igualmente al pequeño.

“Fue todo en cuestión de segundos. Cómo íbamos a imaginar que el perro iba a sacar por ahí el ocico”, se preguntó Yoana. Sobre el estado de salud de Máximo, comentó que “se encuentra dolorido” pero que se recupera favorablemente, acompañado por su familia y amigos del club.

Con información de Uno Santa Fe

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